Una garza se posa en un barril oxidado, rodeado de basura. Los restos descompuestos de un cuadrúpedo están junto a bolsas, cuerdas y pedazos de objetos indescifrables.
Es la contaminación que se extiende en los 381 kilómetros cuadrados de la Bahía de Guanabara, en Río de Janeiro. De los 18 ríos que desembocan aquí, 12 reciben aguas negras directas del drenaje y basura.
En estas condiciones se realizan las competencias de vela, remo, canotaje y nado en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
El legado de los Olímpicos es uno de los puntos clave para que el Comité Olímpico Internacional elija o no una sede. En 2008, cuando Brasil concursó para ser sede junto a Chicago, Madrid y Tokio, el gobierno prometió tratar 80% de las aguas que se descargan en Guanabara y regenerar la Laguna Rodrigo de Freitas. Hoy, los científicos prueban que la promesa no se cumplió.
Hay peces muertos en lugar de algas, pero las autoridades culpan a las lluvias de arrastrar materia orgánica que consume el oxígeno y provoca estos problemas entre la fauna marítima de la region, apunta la revista Tec Review, una de las publicaciones de Grupo Expansión.
Lo que en realidad ocurre, explica Márcia T. S. Lutterbach, de la Universidad de Santa Úrsula (Brasil), “es que el aumento de desechos orgánicos por las descargas de drenaje de hogares e industrias desata un proceso que se conoce como eutrofización, en el que el ecosistema se desequilibra por un enriquecimiento de nutrientes y minerales, lo que genera la corrupción del exceso de materia orgánica y disminuye el oxígeno en las aguas profundas. De ahí la muerte masiva de peces y, aunque los cadáveres se retiren, la inestabilidad ecológica continúa”, aseguró a la publicación.
En agosto de 2015, cuatro meses después del hallazgo de peces muertos la laguna Rodrigo de Freitas, se realizó ahí el campeonato juvenil de remo, como parte de las pruebas de reconocimiento para la máxima justa deportiva. Después de la competencia, 13 atletas del equipo de Estados Unidos enfermaron de infección estomacal.
La Organización Mundial de Remo (FISA, por sus siglas en inglés) desestimó las infecciones y se mostró satisfecha con la calidad del agua en la laguna. Por su parte, ante los atletas enfermos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó realizar pruebas de monitoreo del líquido, para identificar enterococos y Escherichia coli. Desestimó la investigación en rotavirus, adenovirus o virus de hepatitis A. “La evidencia disponible sugiere que los efectos a la salud más frecuentes se asocian a la exposición de agua contaminada con materia fecal, que provocan enfermedades gastrointestinales a menudo de corta duración”, aseguró.
Estudios realizados por científicos contradicen a este organismo internacional: la calidad de agua de la Laguna Rodrigo de Freitas no es apropiada para nadar, describe Ana Paula D’Alincourt, del Departamento de Microbiología y Parasitología del Instituto Oswaldo Cruz, en un estudio publicado en Antimicrobial Agents and Chemotherapy en mayo de 2016.
D’Alincourt y su equipo encontraron varias muestras de bacterias resistentes a las carbapenemas, antibióticos que han sido la principal alternativa terapéutica frente a infecciones graves por microorganismos gramnegativos multirresistentes, como neumonía o infecciones estomacales y de la piel, muy difíciles de tratar. La aparición e incremento de la resistencia a las carbapenemas pone en peligro la efectividad de esta familia de antibióticos, según el informe global y del SENTRY Antimicrobial Surveillance Program.
También se identificaron bacterias que producen la enzima KPC, que inhibe el efecto de los antibióticos comunes en tres puntos del río que desemboca en la Playa Flamengo, un sitio que atrae visitantes y es cercana a Marina da Gloria, sede de las competencias de vela de los Olímpicos.