Es un ecosistema tan variado como atractivo, formado por aves, insectos, mamíferos, peces, reptiles y anfibios, continuara creciendo en el sur de la ciudad. Ese conjunto de especies integra el Parque Natural Lago Lugano, que, a partir de hoy, podrá ser visitado por todos los amantes de la vida silvestre.
Se trata de un área de 36 hectáreas en el barrio homónimo, que recibió protección por ley para custodiar la biodiversidad. Su inauguración le pone un cierre a un proyecto de conservación impulsado desde hacía años por los vecinos de la zona.
El predio, situado dentro del parque Roca, a metros del estadio de tenis y frente a donde se construye la Villa Olímpica, se encuentra próxima del Riachuelo. Su vegetación y fauna autóctonas soportaron la rectificación del curso de agua: hoy es un terreno donde crecen al menos 200 tipos de plantas.
El parque ofrecerá la posibilidad de realizar avistaje de aves, visitas guiadas y recorridas educativas donde hasta hace algunos años funcionaba un basural clandestino a cielo abierto.
Tiene características diferentes a las otras dos reservas [las de la Costanera Sur y la Costanera Norte] porque se encuentra en el suelo original, no en rellenos. Pudo conservar parte de la vegetación, de las semillas, después de la rectificación del Riachuelo’.
Tras años de trabajos, los especialistas lograron detectar 99 diferentes especies de aves (por ejemplo, tordo músico, pato cutirí y pato zambullidor); 37 de mariposas (perezosa, saltarina, coluda) y 57 de otros insectos (escarabajos, mariquita, guitarrero). También, diez especies de peces (barre fondo, vieja de agua, bagre, sapo), siete de mamíferos (cuis, coipo, murciélago cola de ratón), seis de anfibios (sapo, rana criolla, ranita de zarzal) y cinco de reptiles (tortuga de laguna, lagarto overo, culebra).
‘La presencia de anfibios, mariposas y aves es indicador de calidad ambiental; las aves por el ambiente, las mariposas por la calidad y cantidad de plantas nativas, y los anfibios por la calidad de los suelos y el agua’, aportó Giacobone. Lo más llamativo que detectaron los técnicos fueron ejemplares de orquídea de talar de entre 30 y 40 años.
Además de la identificación de especies, el parque demandó una puesta en valor que realizó el Ministerio de Ambiente y Espacio Público. Entre los trabajos más importantes aparecen la construcción de 1000 metros de senderos (accesibles para silla de ruedas), un centro de atención al visitante, un espacio semicubierto para charlas, miradores de avistaje de aves y un laboratorio para investigaciones de campo.
El proyecto inicial se originó por una inquietud de la Asociación Vecinos del Lago Lugano y del diputado porteño Adrián Camps (Partido Socialista Auténtico), el autor del proyecto de ley que transformó el área en urbanización parque. ‘Queríamos convertirlo en reserva ecológica, pero se generó un punto intermedio para proteger la fauna y el arbolado. Ésa era la preocupación de los vecinos’, recordó el legislador.
Además de la riqueza natural, la zona del lago Lugano constituye un mojón histórico: allí desembarcaron las tropas inglesas en la segunda invasión a Buenos Aires, a principios de 1800. Registros antiguos indican, además, que el llamado Paso Chico que funcionaba en esas tierras era utilizado por arrieros y troperos cuando bajaba el nivel del Riachuelo.
Con sus 36 hectáreas, el predio se ubica como el segundo espacio verde y público entre los más grandes de la ciudad. La Reserva Ecológica Costanera Sur tiene una superficie de 360 hectáreas de humedales, bañados y pastizales. La de Costanera Norte se extiende por 18 hectáreas, con la presencia de 400 especies de plantas y animales.