Este martes un par de amigos tuvo un encuentro inesperado cuando viajaban hacia Caleta Olivia. Al costado de la ruta divisaron a un pequeño lobo marino que -por la cercanía con el camino- estaba en peligro de ser atropellado.
Sin dudarlo, uno de ellos colocó un buzo sobre el lobito, para inmovilizarlo parcialmente y evitar que lo mordiera, lo alzó, y lo cruzó en brazos al otro lado de la ruta, hacia el mar.
Luego, lo liberó en la playa, desde donde el lobo marino se lanzó a toda velocidad hacia el agua.