De a poco, las Fiestas empiezan a abandonar una de sus tradiciones: la celebración con fuegos artificiales tiene cada vez más resistencia. Los entes de salud pública fueron los primeros en promover esta retracción.
Se sumaron organizaciones de defensa de las mascotas y también influye el factor económico: el artefacto de pirotecnia más sencillo cuesta entre 15 y 20 pesos, pero se pueden gastar hasta 5 mil pesos para ver un rato de luz de artificio en el cielo.
Una tendencia se instaló en Buenos Aires. Es la prohibición de comercializar y usar fuegos de artificio que ya alcanza a varias comunas del Gran Buenos Aires y el interior que se declaran ‘libre de pirotecnia’. En esas ciudades habrá Navidad y Año Nuevo sin ruidos ni explosiones.
Los distritos turísticos donde rige la pirotecnia cero son el Partido de La Costa y General Alvarado (Miramar). Y en otros como Claromecó y Necochea hay restricción.
Según un relevamiento de la Defensoría del Pueblo de la Provincia, la pirotecnia cero también alcanzan a Florencio Varela, Avellaneda, Berazategui y Berisso, todas en el sur del Conurbano.
Además se aprobaron prohibiciones en Junín, Chascomús, Lezama, Varela, Bahía Blanca, Coronel Rosales, Coronel Pringles, Bragado, Salliqueló, Rivadavia, San Pedro, Ramallo, Olavarría y Chivilcoy. En todos los casos, las multas para los infractores, o sea los comercios que venden en forma ilegal, están por encima de los 5.000 pesos. En La Plata, la municipalidad impulsa una normativa para promover pirotécnica ‘sin ruido’.