A 20 kilómetros del centro, una playa nos hace viajar en el tiempo 12 millones de años, cuando el mar ocupaba espacios hoy cubiertos por la arena.
Recorrer algunas playas de Las Grutas es ingresar a una máquina del tiempo, que nos puede transportar a 12 millones de años atrás, cuando el mar ocupaba espacios que ahora están cubiertos por un delicado colchón de arena.
Uno de ellos es el Cañadón de las ostras, un sitio mágico que es casi un museo al aire libre. Porque ahí, a simple vista, como parte del frente rocoso compuesto por un material arcilloso que se desmiga al tacto, se ven miles de ostras fosilizadas. Algunas, incluso, están cristalizadas, y deslumbran con un brillo vidrioso.