Existen evidencias de que la baja atmósfera está cambiando. Expertos colombianos analizan los sistemas glaciares del país, pues son sensibles a este fenómeno.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam) presentó el libro “Glaciares de Colombia, algo más que hielo y montaña”, en el cual se habla de esta situación.
Para empezar, se planteó la diferencia entre glacial y glaciar. El primero es un adjetivo que se refiere a las condiciones climáticas y el segundo, un sustantivo que alude a la masa de hielo.
De acuerdo con una definición elaborada por la Universidad Nacional y el Ideam en 1997, un glaciar es una masa de hielo en movimiento que incluye detritos rocosos y se caracteriza por el balance entre la alimentación y la fusión.
Jorge Ceballos, investigador y compilador de la publicación, explicó que, en la cultura colombiana, se piensa que los glaciares son blancos, fríos y estáticos. Pero no es así, tienen tonalidades grises, azules, “se calientan” y se mueven; por ejemplo, el nevado del Ruiz, es uno en enero y otro en abril. “Esa es nuestra misión, descubrir por qué cambian. En el mundo solo tres zonas tienen glaciares cercanos a la línea del Ecuador, y son Colombia–Ecuador, Oriente de África y Nueva Guinea”.
Por otra parte, Conrado Tobón, profesor de la UN sede Medellín, hizo una distinción entre los glaciares y sus vecinos los páramos. “Un glaciar es la parte alta de la montaña que está cubierta por hielo donde cae nieve y la precipitación es sólida; un poco más abajo aparece el periglaciar, el cual es conquistado por una capa de vegetación.
Más abajo está un área cubierta por vegetación y esos sí son los páramos, sobre los 2.800 metros, y ascienden casi hasta donde se encuentra el glaciar. Esto se debe a los incrementos en las temperaturas”.