“Debemos reconocer el valor intrínseco de los ecosistemas en nuestro código penal. Porque sin agua, sin bosques, sin aire limpio, no podemos sobrevivir en la Tierra. El planeta es nuestro hogar común. Es hora de que el derecho penal venga urgentemente al rescate”.
Samuel Cogolati, el miembro del parlamento belga detrás de la propuesta, está comprometido a prevenir la destrucción masiva de la Tierra. Explicó: “Ahora mismo las leyes prohíben el robo y el narcotráfico pero guardan silencio sobre los delitos más graves cometidos contra el planeta. Ahora todos somos víctimas del colapso climático, la contaminación y la disminución de la biodiversidad. Debemos proteger la naturaleza y las generaciones futuras de formas mucho más firmes y ejecutables.
La propuesta de Cogolati será debatida y votada después de las vacaciones de verano. Como los Ecolo-Groen constituyen el segundo grupo de partidos más grande de Bélgica, sin duda será tomado en serio.
Apoyo generalizado y creciente:
Lo mejor que está surgiendo en este momento es la voz de los estados con una fuerte influencia diplomática (Francia, Bélgica), de modo que pueden comenzar negociaciones reales y una enmienda al Estatuto de Roma para reconocer el ecocidio que se puede incluir en la agenda, sin duda en 2021.
Existe un creciente apoyo a la iniciativa de convertir el ecocidio en un crimen internacional. En noviembre pasado, el Papa Francisco pidió el ecocidio como una “quinta categoría de crímenes contra la paz”, y en diciembre los pequeños estados insulares de Vanuatu y Maldivas pidieron que se considerara seriamente el crimen de ecocidio en la asamblea de la Corte Penal Internacional.
Además de eso, a principios de este año el movimiento de trabajadores sueco instó a Suecia a liderar su propuesta; y el presidente Macron de Francia prometió defenderlo en el escenario internacional.
Las nuevas políticas, directrices y resoluciones apuntan cada vez más a la necesidad de un enfoque legal que reconozca los derechos de la Tierra al bienestar. Además, las actividades educativas sobre los derechos de la naturaleza están aumentando en las esferas profesional y pública para promover la Jurisprudencia de la Tierra en todo el mundo.
La ley ha visto el comienzo de una evolución hacia el reconocimiento de los derechos inherentes de la naturaleza a existir, prosperar y evolucionar. Este enfoque legal en evolución reconoce que los sistemas reguladores ambientales tradicionales generalmente consideran a la naturaleza como una propiedad para ser utilizada en beneficio humano, más que como un socio portador de derechos con el que la humanidad ha evolucionado conjuntamente.
Rights of Nature se basa en el reconocimiento de que la humanidad y la naturaleza comparten una relación fundamental, no antropocéntrica, dada nuestra existencia compartida en este planeta, y crea una guía para acciones que respetan esta relación. Las disposiciones legales que reconocen los Derechos de la Naturaleza, a veces denominadas Jurisprudencia de la Tierra, incluyen constituciones, estatutos nacionales y leyes locales.