Melisa Noelia Casco tenía 19 años cuando el martes 10 de abril de 2007 fue atacada por un oso hormiguero en un zoológico del partido bonaerense de Florencio Varela. Mientras cumplía su tarea como cuidadora, el animal la lastimó gravemente y dos días después falleció. Trece años después, la Justicia resolvió que el establecimiento le pague a la familia una multa millonaria por “vulnerar el deber de seguridad e incurrir en una conducta negligente”.
El Tribunal de Trabajo N°2 de La Plata, integrado por los jueces Carlos Mariano Núñez, Juan Ignacio Orsini y Julio César Elorriaga, ordenó al dueño del zoológico, Claudio Quagliata, y a la compañía de seguros, Federación Patronal, a pagar más de 101 millones de pesos a los padres de Melisa, Eduardo Alberto Casco -quien padece depresión reactiva crónica por el episodio- y Marta Susana Lago.
Aquella tarde de abril, alrededor de las 17:30 horas, Melisa ingresó a la jaula de un oso hormiguero gigante llamado “Ramón”. El ejemplar, que formaba parte del Proyecto de Conservación del Oso Hormiguero Gigante de esa institución y de la entidad holandesa Artis Zoo, pesaba alrededor de 40 kilos y medía casi dos metros.
La cuidadora iba a alimentarlo, pero no tenía puesta ropa de seguridad, ni tampoco llevaba consigo un handy o silbato. En ese contexto, el animal la atacó y le provocó múltiples contusiones, heridas y desgarros. La joven fue ingresada de urgencia al Hospital Zonal de Agudos Evita Pueblo, en Berazategui. A los dos días, falleció tras un paro cardiorrespiratorio.
Las autoridades del zoológico no solo no se hicieron cargo, sino que le echaron la culpa: dijeron que incurrió en un “exceso de confianza” y “se expuso indebidamente, sin autorización de su empleadora”. La familia de la víctima, por su lado, denunció la falta de un protocolo de seguridad e inició la cruzada para obtener justicia.
Finalmente, Quagliata fue imputado y procesado por homicidio culposo. El 14 de abril del 2014, el Juzgado en lo Correccional N°5 de Quilmes lo encontró culpable y lo condenó a 3 años de prisión en suspenso y 7 años de inhabilitación para estar en cualquier sociedad relacionada a los zoológicos. No obstante, ocho meses más tarde, la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de Quilmes revocó la sentencia y lo absolvió.
El zoológico estaba ubicado en la avenida López Escribano al 800 y terminó cerrando sus puertas en 2016.