¿El fin de los huracanes tropicales? Crearon un método para “apagarlos” antes de que lleguen a la costa

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Entre todos los desastres naturales que azotan a nuestro planeta, los huracanes están considerados entre los más devastadores. Según la ONU, las tormentas que afectan a Centroamérica y el Caribe son cada vez más poderosas, con un aumento de las precipitaciones y mayor marejada. Unos 34 millones de personas fueron castigadas por estos fenómenos climáticos en los últimos 20 años.

Para terminar con este flagelo, un equipo de la Fundación para la Investigación Científica e Industrial (SINTEF), la organización de investigación independiente más grande de Noruega, diseñó un sistema de burbujas para apagar el interruptor que activa estas tormentas.

Los huracanes de categoría 5 se generan cuando sobre el agua del océano una masa de aire caliente impacta contra una fría. A su vez, la razón por la que solo ocurren durante la llamada temporada de huracanes es porque el termómetro oceánico supera los 26.5 grados.

Las temperaturas más frías, que prevalecen en la superficie durante la temporada baja, indican que hay menos vapor de agua en el aire directamente sobre el océano.

“El umbral de temperatura crítica en el que la evaporación es suficiente para promover el desarrollo de huracanes es de 26,5 grados. En el caso de Harvey, Irma y María que ocurrieron en el Golfo de México en el período de agosto a septiembre de 2017, las temperaturas registradas treparon hasta los 32 grados”, advierte Grim Eidnes, científico investigador de SINTEF.

Para desacelerar su marcha, OceanTherm propone montar una “cortina de burbujas” náutica. Se trata de una inmensa tubería perforada que se sumerge a varios metros de profundidad en un tramo del océano.

La función de este conducto acuático es suministrar burbujas de aire comprimido que, al elevarse, conducen el agua fría del mar profundo. La intención es tender esta red en el Canal de Yucatán, a lo largo de 217 kilómetros de ancho entre Cuba y México.

Se trata de un punto de estrangulamiento donde el agua del Océano Atlántico ingresa al Golfo de México. Es una ubicación perfecta para desplegar una malla de burbujas gigante, señalan los técnicos.

“Nuestras investigaciones iniciales muestran que las cañerías deben ubicarse entre 100 y 150 metros de profundidad para extraer agua lo suficientemente fría y bombearla hacia arriba”, dice Eidnes.

El objetivo es evitar que el agua superficial alcance los 26,5 grados, lo que privaría a los huracanes de su combustible natural y podría desacelerar su paso antes de que toquen tierra o evitar que se conviertan en algo más poderoso.

“Nuestro sistema no representa ningún obstáculo para la navegación y se puede implementar tanto a pequeña como a gran escala. Podemos desplegar cortinas de burbujas basadas en plataformas de producción de petróleo”, indica Olav Hollingsæter, fundador de OceanTherm.

Una de las principales críticas que debe afrontar esta iniciativa es que los huracanes son sistemas complejos formados por la interacción de las condiciones atmosféricas y oceánicas. Incluso si alguien pudiera cambiar una de estas variables, no sería suficiente para afectar su avance.

Durante décadas Noruega utilizó esta red de burbujas para mantener los fiordos libres de hielo, ya que en los inviernos escandinavos las superficies oceánicas caen muy por debajo de las temperaturas bajo cero.

Pero en estos canales estrechos y profundos a lo largo de la costa nórdica, la tecnología de burbuja funciona a la inversa. También se utiliza para restringir los derrames de petróleo en áreas cerradas y sensibles.

Actualmente, OceanTherm está trabajando con SINTEF y señalan que los primeros resultados de este proyecto comenzarán a mostrarse en el segundo trimestre de 2021.

Algunos antecedentes

Y aunque este nuevo proyecto parezca la respuesta definitiva al problema de los huracanes, vale recordar que, en los últimos 10 años, se han planteado varios métodos radicales para abordar este problema y ninguno logró conmover a la naturaleza.

Entre las más disparatadas, hubo una propuesta para remolcar icebergs desde el Ártico hasta el Golfo de México. Otra sugirió sembrar nubes con sal para hacerlas más blancas y por lo tanto más reflectantes, lo que bloquearía el calor del sol y reduciría la temperatura de la superficie del mar.

Los científicos incluso han intentado utilizar aviones para liberar hielo seco cerca de los huracanes, en un intento por aumentar las precipitaciones, lo que liberaría parte de su energía destructiva.

Mientras que Edward Teller, ganador del Premio Nobel, responsable de la bomba de hidrógeno y uno de los científicos estadounidenses más influyentes políticamente del siglo XX, sugirió una vez detonar un arma nuclear para desviar la tormenta de su curso.

Otro inventor que buscó una solución fue Bill Gates, quien en 2009 presentó una solicitud en la oficina norteamericana de patentes para detener los huracanes en aguas oceánicas.

El sistema consistiría en enfriar las aguas superficiales de la zona marina en la que se generan los violentos huracanes mediante una flota de buques que pararían en la ruta del huracán para revolver el agua mediante un sistema de tubos con el fin de mezclar las aguas frías profundas con las aguas cálidas superficiales.

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