Después de que Dhruv Boruah vio plástico flotando en el océano, se embarcó en una búsqueda excéntrica para limpiar el río de Londres.
Acá cuenta su historia:
Crecí en un pueblo remoto llamado Dhemaji, en el noreste de la India. Apenas viven 10.000 personas allí y no se puede comparar con Londres. No hay absolutamente ninguna prisa y no hay fabricación, por lo que no hay contaminación y todo está fresco.
Me mudé al Reino Unido en 2009. Había estado trabajando como consultor de gestión, pero este año decidí tomarme un descanso y tener algunas aventuras. Me entrené para sobrevivir en el Ártico en Svalbard y recorrí Colombia en una bicicleta de bambú.
En el camino vi muchos desechos plásticos en el océano y comencé a preguntarme qué podía hacer al respecto. Entonces, cuando regresé a Londres, me involucré en algunas limpiezas de playas en el Rio Támesis. La cantidad de botellas de plástico me hizo pensar: ¿está tan mal a lo largo del río? Fui a averiguarlo por mí mismo.
Había estado pensando en andar en bicicleta por el Támesis durante mucho tiempo, porque ¿por qué andar en bicicleta por el camino de sirga si puedes montar en el agua? Reutilicé mi bicicleta de bambú, que había hecho, y la puse en el agua con Shuttle Bike, una empresa que proporciona un kit para hacer flotar cualquier bicicleta. Tienes dos inflables amarillos que se conectan a las ruedas, además de un pequeño componente similar a una dinamo que se conecta a la rueda trasera y hace girar un cable que va a una hélice en la rueda delantera. La hélice tiene un timón incorporado, por lo que una vez que comienzo a pedalear y mover el manillar, todo es igual que en la carretera.
El 18 de septiembre comencé mi viaje en el nacimiento del Támesis. Cada día era diferente y el primero fue el peor. Estaba lloviendo como el infierno y cuando traté de poner la bicicleta en el agua, el peso lo derribó todo. Pensé: esto es todo, ¡el proyecto ha terminado! Pero después de una buena hora logré sacarlo”, comenta.
Tenía dos redes de pesca que llenaba todos los días con plástico y ni siquiera podía recoger todo porque algunos trozos estaban escondidos bajo un bosque de algas. También tomé fotografías y las etiqueté geográficamente, para mapear qué partes del río están más contaminadas. Oxford fue particularmente malo, con muchas cajas de comida para llevar, botellas, DVD, etc.
Nueve días después, terminé mi viaje en Teddington. El puerto de Londres ya no permite bicicletas acuáticas, así que unas semanas más tarde regresé con una tabla de remo, recogiendo plástico hasta llegar al Tower Bridge.
Mi viaje me enseñó de la manera más difícil que limpiar el río no va a resolver el problema. Necesitamos apuntar a la causa raíz: la compra de plástico. Estoy pensando en ejecutar algunas campañas en Londres e intentar que se vuelvan virales, como llenar un autobús londinense con botellas de plástico para representar la cantidad de desechos plásticos que se generan por minuto en Londres.
Quiero mostrarle a la gente cómo nos está afectando el plástico: cómo parte de él incluso regresa a nuestros cuerpos a través de los microplásticos en el pescado o la sal. Sé que no se puede eliminar por completo el uso de plástico, así como así, pero me gustaría que la gente lo pensara dos veces antes de comprar su próxima botella de agua. Cada paso ayuda “.
