José Avina es el director ejecutivo de Sacramento Eco Fit, un “gimnasio verde” dedicado a producir energía renovable a través de los entrenamientos de sus clientes.
Durante años José buscó la manera de hacer que su comunidad se entusiasmara con dos cosas:
- Primero, mejorar su salud personal haciendo actividad física.
- En segundo lugar, participar activamente en programas ecológicos y de sostenibilidad energética.
Ahora, su gimnasio, Sacramento Eco Fit reúne estas dos ideas de iniciativa. En el gimnasio, José y su equipo tienen las herramientas para aprovechar la energía cinética humana generada durante cada entrenamiento.
Dándoles el potencial para generar energía para su propio edificio y el negocio circundante también. Es el primer gimnasio de California, que no solo es bueno para la salud de la comunidad local sino, lo que es más importante, para nuestro planeta. Si la promesa de quemar calorías no lleva a la gente al gimnasio, tal vez el atractivo de salvar el planeta sea suficiente.
El gimnasio usa bicicletas y cintas de correr que tienen microinversores incorporados, para recolectar los vatios generados cuando pedaleas. Durante esos entrenamientos, el microinversor aprovecha la energía humana y la convierte en energía utilizable, que sirve para alimentar el edificio y sobra todavía energía.
Una sola bicicleta puede generar hasta 200 vatios por hora, y una clase de spinning produce suficiente energía para alimentar dos neveras durante 24 horas. La batería del gimnasio también se puede usar para encender luces y cargar teléfonos celulares y computadoras portátiles. Los resultados son evidentes en la factura de energía del gimnasio, después de presentar el nuevo equipo, sus costos de electricidad se redujeron de 680 a 30 dólares por mes.
La propuesta ecológica como marketing
Según José, este concepto de energía sostenible atrae a múltiples grupos demográficos, especialmente a los millennials, un grupo de edad que la industria de los gimnasios ha tenido algunas dificultades para atraer.
Muchas personas eligen este gimnasio porque quieren reducir su huella de CO2, saben que sus acciones diarias pueden afectar el medio ambiente. Además pueden ver cuantos vatios producen a medida que queman calorías.
A sus miembros les encanta la operación intuitiva y la tecnología de pantalla, que se conecta a una aplicación de teléfono inteligente para rastrear cuántos vatios están produciendo las personas y cómo equivale a un galón de gasolina, una bombilla.
Avina opina que todos los gimnasios tienen que implementar este método, que es el futuro de la industria del fitness.
Hasta el momento hay algunos gimnasios de fitness similares en otros lugares, como el Green Microgym en Portland, Oregon. Pero el concepto aún no está muy extendido, se espera que se extienda por todo el mundo.