La basura espacial, producto de cohetes y satélites que hemos puesto en órbita, es un problema cada vez mayor. A medida que pasa el tiempo, más objetos fuera de control se mueven alrededor de la Tierra, lo que se traduce en un escenario de riego para misiones actuales y futuras. China, que es un actor cada vez más relevante en la industria aeroespacial, acaba de probar una solución para desorbitar de manera controlada satélites en desuso.
Se trata de una vela de arrastre desarrollada y fabricada por el Instituto 508 de la Academia de Tecnología de Naves Espaciales de Shanghai (SAST) que fue instalada en una carga útil (un satélite) de prueba enviada al espacio en un cohete Long March 2D Y64 el pasado 23 de junio. Poco después de alcanzar la órbita, el 24 de junio, el sistema se despegó con éxito, según explicaron los investigadores al medio chino Global Times.
El sistema de desorbitación chino
La vela de arrastre ha sido fabricada con materiales ultrafinos (su grosor es inferior a la décima parte del diámetro de un cabello) livianos y altamente extensibles. Estas características, de acuerdo al SAST, permiten que pueda ser instalada a bordo de casi cualquier satélite para su desorbitación controlada.
En la prueba realizada el pasado 24 de junio se extendió una vela de 25 metros cuadrados con la capacidad de obligar el reingreso a la atmósfera una carga útil de unos 300 kilogramos. Eso sí, si bien se trata de una maniobra premeditada no es instantánea: el plazo estimado para que el satélite abandone completamente la órbita es de dos años.
No obstante, dos años es un plazo de tiempo muy auspicioso si se tiene en cuenta que un satélite de unos 15 kilogramos que se mueve a una altura de 1.000 kilómetros sobre la superficie del planeta puede permanecer en órbita 120 años después del fin de su vida útil. Debido a esto es que hay tanta basura espacial que ya hemos perdido el control de muchos objetos.
En cuanto al funcionamiento del sistema, cabe señalar que actúa como una cometa gigante. La vela utiliza la resistencia aerodinámica formada por la delgada atmósfera del entorno de la órbita LEO para desacelerar lentamente e ir abandonando gradualmente la órbita original. El tiempo que el satélite tarda en completar el proceso de desorbitación dependerá del tamaño de la vela utilizada.
Por ejemplo, una vela de 2,25 metros cuadrados puede reducir el tiempo de desorbitación de un satélite de 15 kilogramos en órbita LEO a menos de 10 años. China ya ha probado este tipo de velas pequeñas en 2019. De momento no se ha precisado por cuánto tiempo más seguirán las pruebas y cuándo este sistema podría empezar a emplearse en satélites.
Eso si, por lo pronto, aparecen en el horizonte alternativas para controlar el problema de la basura espacial. El sector privado, que se beneficiaría con jugosos contratos de las agencias espaciales, ha empezado a trabajar en diferentes iniciativas. Estados Unidos, por su parte, se ha comprometido a no volver a realizar pruebas antisatélite con misiles desde la Tierra y ha instado a otras naciones a seguir el mismo camino.