Easybrick es una empresa familiar tigrense que se dedica a construir ladrillos de plástico con material reciclado, especialmente tapitas de agua y gaseosa.
Según la empresa, en Argentina se desechan alrededor de 12 millones de tapitas por día, y con esa cantidad de plástico se pueden fabricar 36 mil ladrillos diarios, lo que es capaz de construir 15 viviendas.
La fábrica funciona hace ya 5 años en la Zona Norte de la Provincia de Buenos Aires bajo los fundamentos de la “economía circular” y con el objetivo de ser 100% ecológicos. En Easybrick trabajan 20 personas entre socios y empleados: “Nos consideramos una familia”, explica uno de sus dueños. Además, cuentan que la idea también nació “para darle una mano a la gente que tiene menos recursos”, por el ahorro económico que trae consigo la propuesta.
La familia toma el prolipopileno, un plástico de uso diario, lo reprocesan, lo reciclan y lo vuelven a usar como materia prima de los ladrillos. Luego trabajan en la comercialización de los ladrillos, en la construcción de las obras y en el asesoramiento a los “autoconstructores”.
Los ladrillos son livianos, por lo que agiliza y abarata la construcción, son atérmicos ya que el prolipopileno tiene baja conductividad térmica y además por las 3 cámaras de aire que conforman el diseño del bloque, lo cual también asegura una buena acústica. Por otro lado los ladrillos son impermeables y se les estima una durabilidad de 100 años. La empresa explica que la fabricación es enteramente ecológica ya que no se usa ninguna materia virgen en el proceso productivo.
La empresa familiar realiza cuatro tipo de productos: el ladrillo estándar con el cual se construyen muros o paredes, el medio ladrillo para aberturas y terminaciones, el ladrillo acanalado para instalaciones sanitarias y eléctricas y las tejas coloniales para techo y cubiertas. Ninguno de los ladrillos requiere aditivos, se unen por encastración por lo que se habla de “construcción en seco”, lo que significa un ahorro para el cliente.
Uno de los integrantes de la familia, Zenon Santiago, resalta las cuatro características más relevantes para él. “La primera es la velocidad en obra, una casa de 55m2 se termina en 60 días”, explica el joven. (Una casa de esas proporciones requiere alrededor de 3000 ladrillos). Por otro lado, resalta “la eficiencia energética” gracias a su “aislación térmica y acústica”. El empresario comenta que este por la funcionalidad del encastre de los ladrillos, no se necesita mano de obra especializada. Por último, le da gran relevancia a la sustentabilidad, ya que construcciones de este tipo requieren “menos consumo de agua, menos desperdicio de obra y menos utilización de flete”.
Ante las dudas sobre si la casa podría ser flamable, Marcelo Santiago explica que durante la fabricación le agregan retardante de llama al plástico, volviéndo al producto “totalmente ignífugo”.
En la página web de la empresa se encuentran seis video tutoriales para ayudar al autoconstructor y al cliente curioso. En ellos explican cómo funciona el ladrillo, cómo se realiza la construcción en seco, cómo vincular la nueva construcción con otros sistemas, cómo hacerle las terminaciones superiores, cómo hacer la instalación eléctrica y sanitaria y cómo se realizan los revestimientos.
“Creemos en Easybrick que el futuro de la construcción va por el lado sustentable, por la industrialización de los sistemas y por la eficiencia de la construcción”, argumenta la familia Santiago.