Qué debe tener una vivienda eficiente a nivel energético para ahorrar en luz, gas y agua

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Breve y concreto: la construcción es responsable del 36% del consumo final de energía global, de casi el 40% de las emisiones totales directas e indirectas de dióxido de carbono y de más del 45% de la generación de residuos. Se trata de datos que se manejan en el mercado de propiedades, que reflejan el verdadero impacto de la actividad en relación a lo ambiental y el motivo por el cual es importante una vivienda eficiente.

Lo cierto es que con las nuevas generaciones la agenda verde va imponiéndose en todos los ámbitos y el sector no es ajeno a la tendencia y, en este contexto, crece la preocupación por la construcción de viviendas sustentables y la eficiencia energética. Y hay otros factores que colaboran para que esto ocurra; de hecho, el económico sobresale entre el resto.

“La construcción sustentable no solo beneficia al medioambiente, sino que también tiene un impacto positivo en la economía del país”, asevera Federico Gagliardo, CEO de la desarrolladora Vitrium Capital, afirmando que las construcciones sostenibles pueden generar un ahorro de energía de hasta un 30%, lo que se traduce en ahorro en monedas y billetes.

Propiedades con recolección de agua y aislamiento térmico

No sorprende entonces que, con los números sobre la mesa, los desarrolladores apuesten por la sustentabilidad en general y, en esa línea, por la eficiencia energética en particular. Por caso, 01 Las Mercedes, un proyecto de Vitrium desarrollado en Asunción del Paraguay, dispone de sensores de movimiento, timmers y fotocélulas con el objetivo de cuidar el consumo eléctrico.

Además, contará con instalación de tanques de recolección de lluvias para limpieza de espacios generales y riego y prevé futuras instalaciones de paneles solares para precalentamiento del agua. “Con la implementación de estas prácticas, se dará especial atención a la reducción del impacto ambiental y al ahorro de recursos”, comentan en la empresa.

En este sentido, vale consignar información de Argentina Green Building Council, que señala que el 50% del ahorro de energía es por eficiencia, el otro 50% por generación. En relación al primer punto, siempre de acuerdo con la entidad, el aislamiento térmico de viviendas es clave.

Aislar térmicamente las paredes, techos y pisos puede llegar a representar una reducción del consumo de calefacción y aire acondicionado de entre un 35% a un 70%. Puertas y ventanas que disminuyan las filtraciones de aire, incorporen el doble vidriado hermético (DVH) y eviten puentes térmicos — zonas en la envolvente donde se transmite más fácilmente el calor debido a cambios en el espesor o en la unión de distintos materiales—también suman.

Hay que destacar que no todas son novedades tecnológicas para conseguir el objetivo. Los aleros, parasoles y persianas en ventanas evitan el sol directo, reduciendo la necesidad de refrigeración, y el uso de materiales de gran capacidad térmica –fibra de vidrio, poliuretano– permite reducir la variación de temperaturas en los espacios interiores.

Diseño de una propiedad: del bioclimático al bioambiental

La arquitecta Adriana Miceli, profesora y titular del estudio Sustentarq, señala la importancia de diseñar para el lugar, para crear hábitats confortables con el menor costo energético. “Y dado que cada proyecto es único, es necesario entender y estudiar la implantación, el entorno y las condiciones climáticas”, subraya.

De acuerdo con la arquitecta, el diseño bioclimático es una conjunción de dos conceptos: el primero que hace referencia a la vida, el de organismo vivo (biológico), y el segundo que habla de las características ambientales de un determinado lugar (clima).

“De esta manera, podríamos decir que un hábitat diseñado bioclimáticamente se trataría de una extensión del hombre que responde al clima de un lugar. En este sentido, debe tener una concepción integral del hábitat en relación al hombre y al clima, es decir, holística”, aclara.

En tanto, el diseño bioambiental sobrepasa lo bioclimático para agregar en su estudio, además del clima, a otros factores que conforman un determinado ambiente, como la topografía, la flora y la fauna, pero también incluyendo factores culturales. De esta forma, se convierte en una parte troncal de la arquitectura sustentable, con la idea de utilizar los recursos naturales de forma consciente para lograr confort.

¿Qué hay que evaluar, puntualmente? Todas las variables que hacen al entorno: temperaturas máximas y mínimas, humedad y dirección de los vientos, a fin de lograr una vivienda más eficiente. La elección del lote o terreno a edificar tiene absoluta preponderancia. Que un proyecto bien orientado respecto de la posición del sol ya colabora en materia de consumo.

El diseño se convierte así en una herramienta de la sustentabilidad.

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