La isla Saunders es una isla inhóspita que forma parte de las Sandwich del Sur, en el extremo sur del océano Atlántico. National Geographic, a través de su serie Explorer, llevó adelante una expedición a esta isla y pudo documentar la primera ascensión al Monte Michael, un volcán que alberga el octavo lago de lava del mundo. Como en todas las islas de la región, la actividad volcánica y sísmica es muy importante.
La historia se remonta al año 2001. Tal como relata Live Science, en ese año los satélites de la NASA que escaneaban una isla deshabitada cerca de la Antártida, en el océano Atlántico Sur, detectaron una anomalía térmica que dejó sorprendidos a los investigadores. En las profundidades de un volcán inexplorado y de difícil acceso, detectaron la firma de un lago burbujeante de roca fundida. Sólo se conocían siete lagos de lava de este tipo en todo el mundo.
En aquel momento, sin otro datos que los de origen térmico, los vulcanólogos fueron incapaces de confirmar la existencia de un lago de lava. Ahora, más de dos décadas después, por fin lo han conseguido.
En un nuevo episodio de “Explorer” estrenado el jueves 26 de octubre, los cineastas siguieron a científicos y montañeros en su primer ascenso al Monte Michael, un volcán de la isla Saunders, en las islas Sandwich del Sur, y confirmaron que contenía el lago. Lo que mostraban los satélites hace tantos años, se pudo corroborar en el terreno.
El octavo lago de lava documentado
El capítulo Lagos de Fuego de la serie Explorer está disponible en la señal Disney+ desde el viernes 27 de octubre de 2023. Emma Nicholson, vulcanóloga y profesora asociada de Ciencias de la Tierra en el University College de Londres y que participó en la expedición le indicó a Live Science que “los lagos de lava son uno de los mejores laboratorios naturales que tenemos para estudiar los procesos volcánicos. No son permanentes; son geológicamente transitorios, así que cuando descubrimos un nuevo laboratorio, tenemos que aprovecharlo lo antes posible”.
Nicholson y un equipo de exploradores intentaron por primera vez alcanzar la cima del Monte Michael en 2020, pero las malas condiciones meteorológicas les obligaron a abandonar el intento a mitad de camino. Hay que recordar que esa zona está bajo un clima de tipo antártico muy extremo con sistemas de bajas presiones muy profundos que suman períodos de viento extremo.
El volcán alcanza los 843 metros y su último evento eruptivo ha sido este año. El ascenso se produjo finalmente en noviembre de 2022 y llevó años producirlo. Además de echar un vistazo al lago de lava, el objetivo de la misión era recoger datos para mejorar los modelos de actividad volcánica.
Los lagos de lava permiten a los científicos “destapar” un volcán, explicó Nicholson. “Normalmente, todo el proceso de movimiento del magma y de liberación de gases está oculto bajo tierra, y básicamente tenemos que interpretar lo que podemos medir en la superficie”, explicó. Pero estos procesos están al descubierto en los lagos de lava.
Un lugar extremo en todos los aspectos
Llegar hasta el lugar no fue nada sencillo. Desde el momento en que el equipo zarpó, se encontró con una serie de obstáculos que amenazaban el éxito de la expedición. Navegar por el tormentoso océano Antártico hasta la isla Saunders no fue tarea fácil, explicó Nicholson, pero al llegar se vieron recompensados con una vista espectacular.
La forma en que el viento envuelve la isla crea un pequeño oasis de calma dentro del océano, así que navegaron a través de este muro de nubes. “De repente el volcán se abrió frente a nosotros. Fue el momento más magnífico” indicó Nicholson.
El mayor reto fue la subida inicial al monte Michael, dijo Nicholson. Los exploradores acabaron llegando a la cumbre, pero la visibilidad era demasiado escasa para divisar el lago. En un segundo ascenso, el equipo vislumbró por fin el cráter del Monte Miguel. Era más grande e inmenso de lo que jamás se hubieran imaginado. Los lagos de magma son un fenómeno extraño.
Cuando la lava está tan cerca de la superficie y expuesta, debería cristalizar y formar un tapón sólido. Demasiado magma y demasiada presión desencadenarían una erupción, así que es este equilibrio absolutamente perfecto. El descubrimiento ayudará a los científicos a mejorar los modelos vulcanológicos y a afinar los instrumentos de medición. La idea es regresar en algún momento e instalar estaciones de vigilancia permanentes que luego puedan enviar datos por satélite.
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