“Brasil es uno de los favoritos para ganar la Copa Mundial de Fútbol, pero también es campeón del mundo en la mitigación del cambio climático”, afirmó Daniel Nepstad, autor principal del estudio y director del Instituto de Innovación para la Tierra, según revela EFE.
La merma en la deforestación evitó la emisión a la atmósfera de 3.200 millones de toneladas de dióxido carbono, y en tan sólo 2013 representó una reducción del 1,5 por ciento en las emisiones globales.
Pero la continuidad de estos avances no está asegurada: con el aumento de la demanda de soja y carnes la tala de bosques maduros empezó a subir nuevamente, con un incremento del 28% en 2013 advirtieron los investigadores.
La investigación, en la cual participaron diecisiete economistas y científicos de Estados Unidos y Brasil, llegó a la conclusión de que “la combinación de audaces políticas públicas, el rechazo en el mercado de los agricultores deforestadores, y el aumento de las áreas protegidas de la tala no impidió que creciera la producción de soja y carnes del país”.
La tala de bosques maduros disminuyó de un promedio de 19.500 kilómetros cuadrados anuales en la década hasta 2005 a 5.843 kilómetros cuadrados en 2013, según el informe.
En gran medida la desaceleración en el ritmo de la tala de bosques en la Amazonia brasileña ha sido el resultado de la decisión de miles de terratenientes y especuladores en tierras que desde 2004 optaron por talar menos foresta.
En 2008 el Gobierno puso en marcha un programa por el cual los agricultores y ganaderos de distritos enteros quedaron privados de crédito agropecuario si sus áreas tenían elevadas tasas de deforestación.
“La verdad es que el gobierno no puede atribuirse el éxito por sí solo, tampoco Grenpeace ni las compañías responsables”, agregó. “Lo que funcionó fue la mezcla de todo ello”.