Investigadores de la Universidad de Copenhague alertaron que la Corriente Circular del Atlántico (AMOC), un sistema oceánico esencial que transporta agua caliente desde los trópicos hacia el norte del Atlántico, podría colapsar a mediados de siglo si no se toman medidas efectivas para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Este sistema es crucial para redistribuir el calor, el frío y las precipitaciones entre los trópicos, y su colapso tendría graves consecuencias climáticas.
Advierten que la corriente oceánica del Atlántico podría colapsar para 2057
Utilizando herramientas estadísticas avanzadas y datos de temperatura oceánica de los últimos 150 años, un estudio reciente publicado en la revista Nature Communications estima que la AMOC tiene un 95 % de probabilidad de colapsar entre 2025 y 2095, con una alta probabilidad de que ocurra en 2057. Este colapso implicaría serios desafíos, como un mayor calentamiento en los trópicos y un incremento en las tormentas en el Atlántico Norte.
Peter Ditlevsen, profesor en el Instituto Niels Bohr, advirtió que el colapso de la AMOC podría tener efectos desastrosos para el clima global. “El cierre de la AMOC podría alterar la distribución del calor y la precipitación a nivel mundial. Aunque el enfriamiento en Europa podría no ser tan severo, se intensificaría el calentamiento en los trópicos, donde las temperaturas ya son extremas”.
Además, la desaceleración de la AMOC podría resultar en inviernos más tormentosos en el norte de Europa, reducción de lluvias en el Sahel africano y en las regiones monzónicas de Asia, y un aumento acelerado del nivel del mar en las costas de América del Norte y Europa.
Los científicos están preocupados por el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia, que está liberando grandes cantidades de agua dulce al Atlántico Norte y alterando el equilibrio de calor y salinidad que mantiene en funcionamiento la AMOC. En algunas zonas del Atlántico, al sur de Groenlandia, se ha registrado un enfriamiento notable, lo que algunos interpretan como una señal de desaceleración del sistema.
Aunque el estudio subraya la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, hay científicos que muestran escepticismo.
Susan Lozier, oceanógrafa física de Georgia Tech, cuestiona que las temperaturas superficiales del mar cerca de Groenlandia reflejen necesariamente cambios en el vuelco oceánico. Lozier sugiere que estos cambios podrían ser causados por variaciones en los patrones atmosféricos y del viento.
Es crucial seguir recolectando datos sobre las corrientes oceánicas para entender mejor sus variaciones y posibles colapsos. “La incertidumbre científica no debe ser una razón para no actuar. La posibilidad de que ya estemos en un punto crítico sin darnos cuenta es muy real”, advirtió Hali Kilbourne, profesor asociado de investigación en la Universidad de Maryland.
Las corrientes oceánicas juegan un papel crucial en el equilibrio climático global. Transportan grandes cantidades de agua y calor, ayudando a moderar las temperaturas en las costas y regulando el clima en diversas regiones. Estas corrientes se forman por varios factores, como la acción del viento, la rotación de la Tierra, la temperatura y salinidad del agua, y la topografía submarina.
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