La sorprendente especie invasora que se despliega en silencio por la Patagonia

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Algo se esconde en el suelo marino de la Patagonia. Una reciente expedición en aguas de la reserva Melimoyu detectó una preocupante expansión de Metridium senile, una sorprendente especie invasora que depreda y desplaza a especies nativas submarinas.

Esto podría afectar tanto a la biodiversidad del lugar como a los recursos pesqueros clave de la zona. ¿De qué se trata esta especie que amenaza el fondo marino del sur de Chile?

Metridium senile: la sorprendente especie invasora silenciosa

Especies locales como erizos, picorocos y otros invertebrados marinos están siendo amenazados en la Patagonia por el aumento de una anémona invasora denominada Metridium senile. Este hallazgo fue realizado en la región de Aysén, en la reserva de Melimoyu, por la expedición de la Filantropía Cortés Solari, a través de un equipo científico de la Fundación Meri.

Aunque su presencia en la Patagonia Central chilena se confirmó por primera vez en 2005, y en 2011 en la Patagonia Norte, en la última década su abundancia ha aumentado significativamente.

Esta sorprendente especie invasora, también conocida como anémona plumosa o esponjosa, se encuentra originalmente en los mares del noroeste de Europa y en las costas este y oeste de América del Norte. Sin embargo, en las profundidades del mar chileno es considerada una especie invasora.

Comportamiento y reproducción de Metridium senile

Metridium senile se adhiere a rocas, cantos rodados y casi cualquier tipo de superficie marina. Las formas más pequeñas habitan debajo de las piedras y en lugares sombreados. A mayores profundidades, las formas más grandes a veces son abundantes en pilotes, tuberías sumergidas, soportes de muelles y muros portuarios.

Es un depredador que atrapa pequeños organismos que flotan en la corriente. Su dieta consiste principalmente en copépodos, larvas de gusanos, moluscos, ascidias, anfípodos y percebes.

Además, la anémona es hermafrodita protándrica, lo que significa que comienza su vida como macho y cambia a hembra cuando envejece. También puede aumentar su número mediante la reproducción asexual.

Un individuo puede dividirse en dos organismos a través de fisión binaria o desarrollar brotes que se convierten en nuevos individuos antes de desprenderse. La fragmentación, o laceración basal, es otro mecanismo por el cual el número de individuos puede aumentar rápidamente.

Impacto en el ecosistema y medidas de control

“Hoy ocupa grandes áreas de sustrato bentónico, desplazando especies importantes de interés comercial como el erizo rojo. En algunos puntos cubre casi el 100% del fondo rocoso y es particularmente abundante entre los 5 y 15 metros de profundidad en este canal.

Esto afecta gravemente a las comunidades bentónicas y transforma hábitats previamente dominados por invertebrados nativos”, explica Alejandro Pérez Matus, investigador de la Pontificia Universidad Católica de Chile, asesor de FCS y líder de la expedición.

La rápida propagación de esta anémona se debe a su reproducción asexual, que permite la formación de grupos clonales densos, otorgándole una ventaja competitiva frente a otras especies sésiles como corales, esponjas y algas que forman hábitat para muchas otras especies. “Su capacidad de reproducción y su resistencia a diferentes condiciones ambientales la convierten en una amenaza seria para la biodiversidad marina”, advierte Pérez.

La especie es altamente tolerante a variaciones en temperatura, salinidad y oxígeno disuelto, permitiéndole prosperar en entornos perturbados. Puede competir eficientemente con otras especies bentónicas, desplazándolas en ecosistemas frágiles como los fiordos patagónicos.

Según el investigador, la acuicultura, especialmente el transporte de choritos (Mytilus chilensis), ha facilitado la expansión de Metridium senile, al proporcionar vectores para su dispersión y liberar sustrato disponible tras la cosecha de bivalvos. Además, cambios ambientales globales podrían estar generando condiciones más favorables para su establecimiento y proliferación en nuevas áreas.

“Es urgente implementar planes de monitoreo y regulaciones en la acuicultura para controlar su expansión y reducir su impacto en la biodiversidad marina de la Patagonia”, destaca Pérez.

Expedición de monitoreo en la Bahía de Melimoyu

Este descubrimiento se enmarca en la expedición liderada por la Fundación Meri, cuyo objetivo es monitorear la biodiversidad de la Bahía de Melimoyu. La meta es establecer una línea base ecológica que permita evaluar el estado del ecosistema y los posibles impactos de actividades humanas y fenómenos naturales en la zona.

“Llevamos más de cinco años investigando los recursos bentónicos y corales de la Patagonia Norte, levantando información y haciendo un registro fotográfico y audiovisual de la biodiversidad existente en esta zona. Esta información es muy preocupante. Se trata de una alerta que nos llama a profundizar y mantener el monitoreo de esta zona, de gran riqueza en biodiversidad y ecológica”, sostiene Francisca Cortés Solari, presidenta ejecutiva de Filantropía Cortés Solari y Fundación Meri.

Además, agrega que se requieren más investigaciones para determinar las amenazas a nuestro ecosistema y entender los mecanismos de introducción y expansión de especies invasoras, que pueden generar impactos irreversibles en los ecosistemas marinos y las comunidades que dependen de ellos.

Fuente: La Tercera

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