Nicole Mollo, directora de Operaciones de los Parques Africanos, una organización sin fines de lucro con sede en EE.UU., la cual rehabilita y refuerza los parques nacionales que experimentan dificultades, dice que la masacre cerca de Tikem es, lamentablemente, ‘[…] muy típica de la tendencia que estamos observando y que continuaremos constatando hasta que todos los elefantes de África hayan desaparecido, a menos que nuestros métodos de protección cambien. [En lo que respecta a las prácticas actuales de conservación], el statu quo no está funcionando’.
No está claro dónde se encuentran los cazadores furtivos en este momento; tampoco hay informes de ningún arresto. Las autoridades de Chad han denunciado la masacre, que se suma a una reciente matanza de elefantes en Camerún, la cual dejó 28 elefantes muertos.
Lo más probable es que el marfil de los elefantes sea exportado ilegalmente a Tailandia o China, donde se utiliza para hacer joyas, estatuillas y adornos de recuerdo.
China es una de las ocho naciones que actualmente se encuentra en una ‘lista de vigilancia’ de la CITES [por sus siglas en inglés], (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas), la cual finalizó recientemente su cumbre global. La CITES pidió a estos países, entre ellos Tailandia, Vietnam, Filipinas, Malasia, Kenia, Tanzania y Uganda, que presentaran planes detallados acerca de cómo detendrán ellos el actual comercio de marfil. Es preciso avanzar más [en este sentido] antes del 2014.
Sin embargo, otros países como Camerún, República Democrática del Congo (RDC) y Chad no fueron resaltados por la CITES, aunque estos son los lugares donde ocurre la mayor cantidad de caza furtiva en África. Varias organizaciones de conservación han encontrado las medidas de la CITES totalmente inadecuadas. Rosalind Reeve de la David Shepherd Wildlife Foundation dijo ‘[…] Su fracaso en combatir al conductor fundamental de la matanza equivale a la grave negligencia internacional’.