Tailandia tiene un creciente mercado de marfil dirigido, sobre todo, a la venta para turistas extranjeros. A pesar de que el país cuenta con una comunidad local de elefantes, la mayoría del marfil que se vende proviene del tráfico ilegal de colmillos.
‘Tailandia es el perfecto agujero negro. Tiene un mercado creciente, tiene enormes lagunas legales, tienen una tradición de tallar el marfil, es el paraíso para el contrabando’, afirmó Nick Cox, responsable del programa de especies en el área del Mekong de WWF. Lo más paradójico de la situación es que del 3 al 14 de marzo comienza en Bangkok la reunión de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora en Peligro (Cites).
‘Para ser justo con Tailandia, organizar la reunión es muy complicado y cuesta mucho dinero. Y de hecho, Tailandia la ha organizado dos veces. Pero sí, es muy lamentable que el país anfitrión no cumpla con lo establecido por la Convención’, afirmó, a su vez, Colman O’Criodain, analista de Política Comercial, de la WWF.
Dicho esto, la entidad internacional solicitó públicamente a los 177 países miembros de Cites a que impongan sanciones a los países ‘con mayor complicidad en el mercado ilegal de marfil’, además de Tailandia, RDC y Nigeria, países exportadores -eminentemente hacia Asia- de marfil de contrabando.