Dos cóndores que fueron rehabilitados volverán a la vida silvestre en Río Negro

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Hace algo más de un año, dos cóndores que crecieron bajo cuidado humano en Córdoba y La Rioja llegaron al Centro de Rescate de Fundación Temaikèn en Escobar, listos para completar su ciclo de aprendizajes y avanzar hacia su regreso a la naturaleza en Río Negro. Esto sucede gracias al Programa de Conservación de Cóndor Andino (PCCA), del cual Temaikèn forma parte.

Yastay y Huasi son dos cóndores que nacieron en Córdoba y La Rioja, respectivamente. Yastay nació el 23 de noviembre de 2019 en Tatú Carreta, una reserva cordobesa y Huasi en el Centro de Preservación y Rescate Yastay en La Rioja, el 27 de octubre de 2019. Ambos arribaron a Buenos Aires el 12 de febrero de 2021 como parte de un trabajo articulado entre distintas organizaciones que trabajan en la conservación de esta especie.

“Tanto Huasi como Yastay son cóndores nacidos bajo cuidado humano pero por incubación natural, es decir, que nacieron con sus padres y se quedaron con ellos el tiempo necesario. Que los cóndores estén con sus padres en su primer año de vida es fundamental por cuestiones comportamentales como la alimentación, el cuidado del pichón, el acicalamiento o escarceo”, explicó Juan Kabur, a cargo del equipo de cuidadores del Centro de Recuperación de Especies de Temaikèn (CRET).

“Pasado ese período se trabaja para poder juntarlos con el resto de cóndores que pueden llegar a ser reinsertados con ellos”, agregó Kabur. Y esa etapa es la que Huasi y Yastay superaron con éxito, listos para su próxima parada: la sierra de Pailemán, ubicada en la costa rionegrina.

Su llegada y estadía en Escobar

Cuando los cóndores llegan a Fundación Temaikèn provenientes de rescates, tienen que atravesar una serie de chequeos veterinarios y diagnósticos necesarios para determinar su estado de salud, recuperación y posible reinserción. Esta especie suele ser víctima de cazadores, resultan heridos por trampas o sufren envenenamiento por ingestión de balas de plomo con las que matan a los animales de los cuales se alimentan. También pueden chocar contra estructuras hechas por el hombre, como los cables de alta tensión u otras alteraciones de su hábitat natural.

Por suerte no es la forma en la que llegaron Huasi y Yastay ya que, como cuentan en Temaikèn, fueron criados por sus padres y “ambos llegaron en perfecto estado y con sus correspondientes altas veterinarias de sus lugares de procedencia”.

Durante este tiempo que pasaron en Escobar, además de controlar su salud se les realizó un chequeo comportamental, donde se evalúa cómo conviven con sus posibles compañeros de reinserción. ¿Por qué estudian su comportamiento?

“Los cóndores, al igual que otras aves carroñeras, son animales gregarios, lo que significa que pueden moverse en grupos de varios individuos. En el CRET se juntó una bandada de cóndores nacidos bajo cuidado humano en distintas instituciones del país. Se supervisó la compatibilidad de estos animales y se evaluó que puedan expresar los comportamientos naturales que expresaría cualquier cóndor en silvestría. Es decir que , por ejemplo al alimentarse luzcan como luciría un cóndor en los Andes o en las Altas Cumbres de Córdoba al comer”, señaló Kabur.

El espacio preparado para los cóndores en el CRET es muy particular ya que todos los animales que pasan un tiempo allí lo hacen bajo aislamiento humano, lo que implica que quienes tratan día a día con estos animales lo hacen de forma oculta. En el caso de los cóndores los recintos tienen ventanas espejadas para evitar que asocien de forma positiva a los humanos con su alimentación. Al respecto, Juan concluyó que “al final de su etapa en el Centro de Recuperación, podemos decir que son animales aptos tanto clínica como comportamentalmente para reinsertarse en la naturaleza”.

Próximo paso: chequeos finales y banda alar

Un año y meses más tarde luego de su arribo al CRET, un equipo interdisciplinario de profesiones trasladó a Huasi y Yastay hasta su Hospital Veterinario donde le realizaron el chequeo veterinario final donde junto al equipo del PCCA procedieron también a colocarles sus bandas alares. “La banda alar es un marcaje que se coloca, como su nombre lo indica, en una de sus alas. Esta ´etiqueta´, a partir de hoy, es como el DNI de cada uno, y una vez que se los vea volando por la Patagonia nos servirá para poder observarlos con binoculares o monoculares y así saber cuál es cada uno”, detalló Kabur y aclaró que “las bandas no son pesadas, así que no generan ningún tipo de dolor o molestia en los animales”.

Huasi y Yastay están listos para la siguiente parada de este largo viaje: Pailemán, Río Negro. Allí será su lugar de reinserción, pero antes tienen que atravesar una etapa de adaptación en un recinto de “presuelta”.

Desde Temaikèn explican que “este recinto, gestionado por el PCCA, se encuentra sobre una formación rocosa a más de 400 metros sobre el nivel del mar. Es importante que los animales lleguen a este punto unos meses previos a su reinserción, ya que deben acostumbrarse al ambiente y sobre todo a las corrientes térmicas y vientos de la región”. Se espera que los cóndores viajen en las próximas semanas a ese destino para realizar la última etapa de este proceso de reinserción. Aún no hay fecha establecida ya que primero todas las instituciones que integran el programa deben evaluar los casos y posibilidades ya que la zona tiene un clima cambiante.

“En Pailemán habrá técnicos de distintas organizaciones, encabezados por Ecoparque y Fundación Bioandina. Viven en la base del campo ubicada al pie de la meseta y se encargan de continuar con el seguimiento de los cóndores en su hábitat natural. Ellos continuarán con las observaciones en su nuevo y último recinto hasta que sea el momento de reinsertarlos. Ahí, gracias a las bandas alares y a los elementos de rastreo satelital y telemetría van a poder acompañarlos y seguir su desempeño, para seguir nutriendo de información importante sobre esta especie y a la conservación”, concluyó Kabur, quien participó del seguimiento de cóndores en 2019, cuando la Fundación logró reinsertar por primera vez un cóndor nacido en el Bioparque Temaikèn.

Yastay y Huasi se suman a los más de 100 cóndores que pasaron a lo largo de 10 años por el Centro de Rescate del Cóndor Andino de Fundación Temaikèn. Provenientes de todo el país, el 70% de estos casos pudieron ser rehabilitados y liberados en su ambiente natural. Otros, por la gravedad de sus heridas, si bien no pueden ser devueltos a la naturaleza, pasan a formar parte de los programas de reproducción, educación e investigación del Programa de Conservación del Cóndor Andino en Argentina.

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