Nacidos en la gélida Rusia, los mamíferos aterrizaron en diciembre pasado en el acuario de San Paulo, el mayor de América Latina y ahora serán presentados al público brasileño mañana.
A pesar del contraste climático entre ambos países, Aurora y Peregrino, quienes juntos pesan 730 kilos, consiguieron adaptarse sin dificultades a su nueva casa, la cual cuenta con 1.500 metros cuadrados de superficie y temperaturas de entre 15 y 5 grados bajo cero.
Hasta el pasado diciembre, los osos polares vivían en un zoológico en la ciudad rusa de Kazan, pero, según los especialistas, el espacio no era lo suficientemente grande para un desarrollo adecuado.
Por ello, tras dos años de negociación, 15 horas de vuelo y 22.000 dólares, los animales llegaron a Sao Paulo como parte de un proyecto de preservación y reproducción que empieza a dar resultados.
Después de pasar cuatro meses en tierras brasileñas, Aurora y Peregrino, de cuatro y cinco años respectivamente, copularon recientemente y es posible que la hembra esté embarazada, una hipótesis que será corroborada en las próximas semanas tras evaluar su comportamiento y su peso.