El Parque Iberá recibió tres guacamayos para repoblar la especie

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Las aves fueron nacidas y criadas en aislamiento humano en el marco del programa de conservación de Guacamayo Rojo desarrollado en el Ecoparque porteño. A partir de la transformación del Zoológico de Buenos Aires, el Ecoparque sólo reproduce ejemplares autóctonos con el único fin de liberarlos en zonas donde las poblaciones estén disminuidas o estén extintas como es el caso de estos ejemplares que se liberarán en el Parque Nacional Iberá dentro del programa de repoblación del Guacamayo Rojo realizado en conjunto con la institución Rewilding Argentina.

Los ejemplares de Guacamayo rojo (Ara chloropterus) viajaron por tierra y de forma tranquila, siempre acompañados por personal técnico que controló permanentemente su estado durante el viaje. Durante el mismo, el personal de nutrición del Ecoparque, les preparó una dieta acorde al viaje y el suministro permanente de agua.

Los pichones realizarán un breve período de adaptación y entrenamiento de vuelo antes de ser liberados de forma definitiva.

Recordemos que el Guacamayo estuvo completamente extinto en la provincia de Corrientes y gracias a este esfuerzo en conjunto ya podemos verlo volar nuevamente por esa provincia. Desde que comenzó el programa, el Ecoparque derivó 21 ejemplares para contribuir con la repoblación de esta ave tan importante para el ecosistema del Iberá.

Programa de Conservación de Guacamayo rojo

En el año 2020, se inició una línea de trabajo que implica la cría artificial en aislamiento humano del Guacamayo rojo (Ara chloropterus), empleando títeres que recrean ejemplares adultos de la especie para evitar la impronta con el humano de las crías.

El objetivo de la cría artificial es la futura liberación de los ejemplares en los Esteros del Iberá, para así contribuir al establecimiento de poblaciones que sean viables en lugares de distribución histórica de la especie. Dicha línea de trabajo se vio continuada y perfeccionada durante el 2021.

En 2021 se realizó la incubación de 22 huevos de Guacamayo rojo, y se criaron 13 ejemplares de manera artificial, en aislamiento humano

¿Qué características tiene la cría en aislamiento?

  • El contacto humano se debe reducir al máximo.
  • Se debe imposibilitar que los pichones vean figuras humanas en la mayoría de sus manejos. Para ello se utilizan títeres durante la alimentación, mangas y capuchas negras, vidrios espejados, así como cortinas y cualquier otro elemento que permita desdibujar la imagen de las personas al tener contacto con los ejemplares, o bien impedirlo totalmente.
  • Los manejos llevados a cabo durante el proceso de alimentación, limpieza y la obtención del peso deben efectuarse en condiciones de aislamiento humano, mientras que el control sanitario puede realizarse en contacto directo, reduciendo al máximo el tiempo de manipulación de los ejemplares.
  • No se debe emitir ningún tipo de vocalización al momento de realizar manejos con los pichones.
  • Se debe intentar mantener a los pichones en grupo, siempre y cuando esto se encuentre dentro de las posibilidades.
  • Durante el día, se colocan grabaciones de ejemplares adultos de la especie, para que los pichones reconozcan los sonidos característicos que emite su especie desde edades tempranas.
  • Luego de aproximadamente los 80 días de vida criados en aislamiento, se debe contar con, por lo menos, un ejemplar adulto de la misma especie para que el mismo cumpla la función de nodriza, proporcionándoles a los pichones un modelo a seguir, a fin de que los mismos aprendan las vocalizaciones y los comportamientos adecuados. El grado de interacción entre el ave nodriza y el pichón difiere en cada situación, pudiendo desempeñar un papel activo en el cuidado de sus crías “adoptadas”, alimentándolas o acicalándolas, o sólo estando en recintos contiguos mediante separación física, para que los pichones puedan realizar el imprinting visual con la especie apropiada.

Títeres

Con el fin de no improntar (imprimir rasgos humanos) a los ejemplares con la figura humana, se utilizan títeres con forma de guacamayo para interactuar con los animales. Los títeres comienzan a ser utilizados para la alimentación de los pichones alrededor de los 20 días de vida, momento aproximado en el cual los pichones de guacamayos ya tienen sus ojos completamente abiertos. Los títeres son empleados también de manera anterior a la apertura de ojos, para poder habituarse al manejo de los mismos para el momento crítico de su utilización, la alimentación.

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