El ejemplar(que estaba hambriento, deshidratado y con bajo peso) fue descubierto por los primeros empleados en llegar, la mañana del jueves, al restaurante The Marine Room.
‘Era casi como si quisiera comer’, contó el chef Bernard Guillas.
Según Guillas, el lobo marino probablemente entró al local por la noche, por una puerta que dejó abierta el personal de limpieza.
Pero el animal, que pesa unos nueve kilos (menos de la mitad del peso recomendado para su edad), apenas tuvo tiempo para ponerse cómodo porque un equipo del parque temático SeaWorld de San Diego acudió al restaurante para rescatarlo.
El personal de SeaWorld es ‘modestamente optimista’ sobre la salud del pequeño león marino, afirmó el portavoz del centro, David Koontz, y explicó que una vez esté curado lo devolverán a su hábitat natural.