Un cazador de 81 años fue condenado este martes a cuatro meses de prisión condicional por matar a Caramelles, una hembra de oso pardo que vivía con sus crías en los Pirineos franceses. El hecho ocurrió durante una cacería ilegal de jabalíes en noviembre de 2021, en el departamento de Ariège, cerca de la frontera con Andorra y la provincia española de Lleida.
Caramelles, de 20 años, fue abatida en un momento clave para la supervivencia de la especie, ya que iba acompañada por sus dos cachorros. El acusado alegó haber actuado en legítima defensa, asegurando que el animal lo atacó de forma repentina y que disparó después de haber sido herido. “Me estaba mordiendo la pierna, recargué mi carabina y disparé”, explicó ante el tribunal.
El tribunal de Foix no aceptó la justificación y decidió condenar al cazador por matar a un ejemplar protegido por la ley francesa. Aunque no irá a prisión, se le prohibió portar armas por dos años, se le suspendió el permiso de caza y deberá pagar una multa.
Sanciones ejemplares para toda la batida
Además de la condena al cazador, los otros 16 participantes en la cacería también recibieron sanciones. Las multas impuestas oscilan entre los 200 y 1.000 euros. Dos de ellos perderán su permiso de armas temporalmente. En forma colectiva, el grupo deberá pagar una indemnización de 60.000 euros a organizaciones ambientalistas que se presentaron como querellantes en el juicio.
Las asociaciones celebraron el fallo como un avance en la protección real de la biodiversidad en Francia, en especial de especies amenazadas como el oso pardo.
¿Qué leyes protegen al oso pardo en Francia?
El oso pardo (Ursus arctos) está estrictamente protegido en Francia desde 1981 por la Convención de Berna, que prohíbe su caza, captura o perturbación intencionada. La legislación nacional también lo incluye en la lista de especies protegidas, y su conservación es monitoreada por la Oficina Francesa de la Biodiversidad (OFB).
Francia ha implementado además planes de acción específicos para su recuperación, que incluyen medidas legales, campañas de concienciación, seguimiento genético y la reintroducción de ejemplares provenientes de Eslovenia.
Una especie que lucha por sobrevivir
A principios de los años noventa, el oso pardo estaba al borde de la extinción en los Pirineos, con solo unos pocos individuos sobrevivientes. Gracias a un programa de restauración iniciado en 1996, la población creció progresivamente.
Según el último informe de la OFB, en 2024 se registraron entre 97 y 127 osos en la cordillera, basándose en huellas genéticas. A pesar del progreso, la especie sigue siendo vulnerable debido a conflictos con cazadores, agricultores y a la fragmentación de su hábitat.
Fuente: El País.
