La migración de las aves es considerada una de las grandes maravillas del mundo natural, indica en su sitio web Birdlife International. La organización sin fines de lucro dedicada a la protección de aves y sus hábitats, la define también como una hazaña que requiere de gran resistencia y fuerza por parte de estos animales.
Sin embargo, y pese a la maravilla que representan, cada año, millones de aves migratorias mueren de manera ilegal por la labor del ser humano y las estructuras artificiales creadas por él, como los tendidos eléctricos y la contaminación lumínica.
“Las aves hambrientas y exhaustas pueden llegar a su sitio de escala y encontrarse con que ha sido destruido por la mano del hombre en la agricultura o la urbanización” advierte Birdlife. Tal como estima la organización, en la última mitad de siglo, se perdieron un total neto de 2500 millones de individuos de aves migratorias en 419 especies distintas.
¿Qué es un ave migratoria?
Dos veces al año, las aves migratorias emprenden viajes alrededor del mundo a escala de kilómetros, como el caso de la aguja colipinta (Limosa lapponica), que vuela sin parar desde Alaska en Norteamérica hasta Nueva Zelanda en Oceanía ¡durante 11 días!
Son animales cuyo hábitat depende de la proporción suficiente de alimento para anidar y criar sus pichones. Si la disponibilidad de alimentos y el clima cambian junto con las estaciones y el resultado no es el propicio para desarrollar su vida natural, éstas se mueven de un lugar a otro para sobrevivir y prosperar, argumenta Birdlife.
¿Cuál es la importancia de las aves migratorias para el planeta?
Según el documento publicado por Birdlife International en 2022 titulado “Estado de Conservación de las Aves del Mundo, Estado de Conservación de las Aves del Mundo”, las aves alrededor del mundo cumplen funciones clave en los ecosistemas que habitan porque son depredadoras, polinizadoras, dispersoras, carroñeras e ingenieras de sus hábitats naturales.
Por su naturaleza viajera, dice Birdlife, actúan como enlace entre ecosistemas distantes y hacen circular nutrientes y dispersan otros organismos vivos como semillas de árboles, plantas e insectos.
La majestuosa Lira Soberbia (Menura novaehollandiae), por ejemplo, desplaza todos los años unas 156 toneladas de hojarasca y tierra buscando alimento. Esta actividad “reduce la profundidad de las hojas en la superficie y la compactación del suelo, lo que ocupa un papel clave en el funcionamiento del ecosistema”, concluye Birdlife.