La sequía obliga a sacrificar toneladas de peces en Sau para preservar la calidad de agua

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El pantano de Sau (Osona), al 10% de su capacidad, es objeto estos días de una operación excepcional, fruto de la sequía por la que pasa Catalunya. El trasvase del agua que queda hacia el pantano de Susqueda ha obligado a montar un dispositivo para asegurar la calidad de ese agua y ello conlleva capturar a los peces que viven en Sau. En esta operación se eliminarán las especies invasoras. La Generalitat se propone retirar como mínimo 16 toneladas de peces exóticos aunque esperan que sean más.

Hasta cinco embarcaciones trabajarán en el pantano con un claro objetivo: pescar más de mil kilos de peces al día para que la poca agua que queda no pierda calidad. “La sequía es excepcional y tenemos que aprovechar los pocos recursos disponibles”, explica Elisabet Mas, jefa del área de ejecución de actuaciones de la Agencia Catalana del Agua (ACA). “Una situación así de grave en Sau no se ha dado jamás, es un escenario extremo”, añade. La idea es trasladar tanta agua como se pueda en buenas condiciones hacia Susqueda, otro de los principales pantanos de Catalunya.

Los expertos de la Generalitat calculan que en Sau hay como mínimo 50 toneladas de peces exóticos —nueve especies en total—. Esto supone una cantidad tan grande que si el nivel del agua se sigue reduciendo, podría desembocar en una gran mortalidad de peces, cosa que perjudicaría gravemente el estado del agua porque los cadáveres se irían pudriendo. El plan de la ACA es anticiparse a esta situación y retirar tantos peces como puedan antes de que esto suceda: “Si no hacemos nada, morirán igualmente dañando el estado del agua”, advierte Jordi Ruiz, responsable de especies exóticas y proyectos de conservación del Departament d’Acció Climàtica.

Gran mortalidad

Esta tarea la llevarán a cabo pescadores de la cofradía de Blanes y de Arenys de Mar, que ya han llegado a Sau con dos barcos y con dos redes poco habituales que han traído desde L’Escala y Mallorca. Intentarán aplicar una técnica antigua y poco común en el mar pero óptima en aguas poco profundas. El operativo tiene que servir para capturar una buena parte de los siluros, luciopercas, carpas, alburnos y otras especies que desde hace años han invadido el embalse tras ser introducidas para la pesca deportiva.

El carpín no se considera invasora, pero como es exótica también se sacrificará, tal y como recomiendan los científicos. Lo mismo pasará con algunos pocos barbos del Ebro que nadan en las aguas de Sau: “No es una especie invasora, pero la cuenca del Ter no es su lugar y trasladarla a otra cuenca tiene peligros sanitarios”, argumenta el experto de la ‘conselleria’.

Peces autóctonos, según Ruiz, hay muy pocos y si encuentran alguno, lo liberarán en otras aguas. Sí se ha detectado algún pájaro como el martín pescador o la garza real o un mamífero como la nutria. Pero estas últimas semanas, con la sequía, se han marchado de Sau en búsqueda de otras masas de agua en una situación mejor.

Aparte de dos barcas de Blanes, se podrán sumar a los trabajos dos embarcaciones pelícano de las que limpian frente a las playas. Vienen de Tarragona y se encargarán de retirar de la superficie posibles ejemplares muertos. El último barco no trabajará hasta dentro de unos días y estará especializado en la pesca eléctrica (solo en rincones del pantano poco accesibles).

Harina de siluro

Los peces que se extraigan se enviarán a una empresa de Lleida, SecAnim. Mas asegura que esta compañía intentará “valorizar al máximo esta gran cantidad de biomasa para darle una salida útil”. Fuentes de la empresa cuentan a EL PERIÓDICO que en sus plantas de trabajo, estos peces solo tienen una salida posible: convertirse en harina de carne (en este caso de pescado) que servirá como combustible por ejemplo en fábricas cementeras.

Con el arranque de este operativo extraordinario se prevé salvar una cantidad de agua que puede llegar a abastecer a un millón de personas durante tres meses. Cada día se comprobará el estado del agua y mientras sea buena se seguirá trasvasando hacia Susqueda —ahora mismo se liberan 0,5 hectómetros cúbicos al día— para garantizar la demanda doméstica en las comarcas de Girona y Barcelona (la consumen un total de 5 millones de personas). La transferencia de un embalse al otro se parará en seco cuando la calidad no sea la suficiente.

Escenarios posibles

Lo que más preocupa a los expertos en el fenómeno de la estratificación, es decir que el agua se separe en capas por culpa de la alta temperatura en la parte superior. Esto puede perjudicar el agua más profunda y afecta a la vida de los peces y la preservación del agua. Cuanto más calor haga, más rápido va a avanzar este proceso, por lo que los pescadores van a trabajar contra reloj.

El Govern se da un máximo de un mes y medio para pescar, pero los técnicos son conscientes de que si llega el calor, es probable que tengan que parar antes. Además, hay otra complicación posible: si el embalse sigue perdiendo capacidad, los pescadores no podrán seguir navegando porque las aguas serán demasiado poco fondas. El otro caso que frenaría en seco todo el proceso sería la llegada de lluvias abundantes, una situación que no está prevista según las previsiones meteorológicas. Sin embargo, técnicos y gobernantes no quieren perder la esperanza.

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