Un científico australiano junto con la Wildlife Conservation Society y la Turtle Survival Alliance lograron revertir el proceso de extinción de una especie de tortuga que habita en Asia. Se trata de la tortuga de techo birmana conocida por la sonrisa que parece dibujarse en su cara de ojos saltones.
Hace 20 años se presumía que la especie estaba extinta. Pero gracias al descubrimiento de unas pocas sobrevivientes y a la intervención a tiempo realizada por un grupo de científicos, la población actual de la especie se estima en casi mil animales en cautiverio. De hecho, algunos ya han sido liberados en la naturaleza de Myanmar durante los últimos cinco años.
La tortuga es una especie con un importante riesgo de extinción: más de las 360 variantes registradas en el planeta se encuentran en peligro. La crisis en Asia es peor, porque las criaturas están afectadas tanto por la pérdida de su hábitat natural como por los altos niveles de caza para alimentos, medicinas y comercio de mascotas.
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— Global Conservation Solutions (@_GCS_) June 3, 2020
En el caso de la tortuga birmana, su población fue arrasada en el siglo XX debido a la pesca indiscriminada y a la recolección excesiva de huevos. Así fue como, a principios de 2000, se supuso que la especie se había extinguido.
Pero en 2001 las cosas empezaron a cambiar cuando apareció un ejemplar vivo en un mercado de Hong Kong. Animado por la noticia, Gerald Kuchling, un biólogo de la Universidad de Australia Occidental, inició una expedición junto con el Departamento Forestal de Myanmar para inspeccionar la zona de un río conocida por la presencia de la tortuga.
A Turtle With a Permanent Smile Was Brought Back From Extinction:
Scientists have rebuilt the population of Burmese roofed turtles to nearly 1,000 individuals & counting. Just 20 years ago, the species was presumed extinct.https://t.co/8Tcm3JA22C pic.twitter.com/9nE24nWX6t
— Capitals Coalition (@CapsCoalition) September 4, 2020
Un día, Kuchling estaba contemplando un estanque de tortugas en un templo budista y, de repente, en medio del agua turbia, descubrió tres cabezas sonrientes y concluyó que pertenecían a la especie perdida. Eran dos hembras y un macho que fueron trasladados al zoológico de Mandalay.
El australiano siguió buscando y encontró a varias sobrevivientes en distintos ríos; incluso dio con un puñado de hembras que estaban anidando nuevas crías.Mientras el grupo de científicos trabaja en identificar las variables que se deben tener en cuenta para proteger a las tortugas, Kuchling aseguró al New York Times que el trabajo realizado hasta ahora “es uno de los mejores ejemplos de conservación que tenemos a nivel mundial”.