Los tiburones de gran tamaño resultan vitales para la salud de nuestros océanos por sus hábitos alimentarios, pero están en peligro de extinción debido principalmente a la sobrepesca, el cambio climático y la pérdida de hábitat, según un estudio dirigido por científicos de Florida.
Grandes escualos como el tiburón tigre o el gran tiburón blanco ayudan a mantener el equilibrio del ecosistema marino, por ejemplo ahuyentando a las presas que pueden consumir un exceso de pastos marinos y de otras plantas imprescindibles para mantener la salud de los océanos.
Pero sus muchas y diversas contribuciones a la salud de los océanos están amenazadas, además de por la sobrepesca, por “la extracción de energía, las actividades navieras”, según destaca el estudio dirigido por Florida International University (FIU) y divulgado este jueves en la revista Science.
“Cuando miramos alrededor del mundo, vemos que los tiburones pueden desempeñar muchas funciones diferentes en los ecosistemas, y algunas de ellas son extremadamente importantes”, dice Mike Heithaus, coautor del estudio y decano ejecutivo de la Facultad de Artes, Ciencias y Educación de FIU.
En ese contexto, Heithaus precisa que resulta imperativo “mantener una diversidad de tiburones en nuestros océanos, así como una amplia gama de tamaños de tiburones”, con el fin de “reconstruir poblaciones que han sido muy reducidas y gestionar la dinámica de los tiburones en los océanos” muy afectada por las actividades humanas y el cambio climático.
El papel de la biodiversidad
Heithaus ha dedicado su carrera científica a estudiar el papel ecológico de los tiburones. Sus dos décadas de trabajo en Shark Bay, Australia, arrojan el “estudio más detallado del mundo sobre el papel ecológico de los tiburones, el cual ha sido utilizado como base para lograr cambios positivos en las políticas de conservación de estos”, de acuerdo a un comunicado de la FIU.
El científico ha documentado los papeles de diferentes especies y cuáles evitan que las presas coman demasiado o que su población crezca demasiado.
Por ejemplo, herbívoros como las tortugas y las vacas marinas pueden consumir pastos marinos en exceso. “Cuando los tiburones ahuyentan a estas presas, logran que los pastos, así como otras vegetaciones marinas necesarias, crezcan y se recuperen antes de que regresen los herbívoros”, indica el comunicado.
Mantener una diversidad de tiburones en nuestros océanos
“No estamos diciendo que los tiburones grandes sean los únicos que importan. Hay mucho más que los tiburones de todo tipo están haciendo para dar forma a ecosistemas enteros”, comenta, por su parte, Simon Dedman, científico marino de FIU y coautor principal del estudio.
Dedman subraya que, lo que sí se sabe, “es que los tiburones grandes de algunas especies desempeñan un papel muy importante en la salud de los océanos y necesitan una mejor protección”.
En ese sentido, además de ayudar a mantener el equilibrio en la cadena alimentaria, los tiburones “se alimentan en aguas costeras, devuelven nutrientes al arrecife o mueven los nutrientes que se utilizan en la base de la cadena alimentaria”.
El problema es que la abundancia de tiburones de las especies oceánicas se ha desplomado un 71 % en los últimos 50 años. Hasta el punto de que las poblaciones de las cinco especies principales de tiburones de arrecife han disminuido un 63 %.
La cuestión de la conservación de los tiburones se vuelve aún más crítica a medida que aumentan las temperaturas de forma global, lo que lleva a algunos escualos a dirigirse a nuevas áreas donde pueden encontrar las temperaturas en las que prosperan.
Además, con la expansión de industrias como la acuacultura y el turismo, los encuentros de personas con tiburones probablemente aumentarán, por lo que resulta fundamental implementar medidas que protejan a los tiburones, “una especie clave para la salud de los ambiente marinos“.
“Si la gente quiere océanos sanos, necesitamos poblaciones de tiburones sanas”, subraya Heithaus.
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