Los presos de las cárceles de San Pablo adoptarán perros abandonados

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Las cárceles de San Pablo, en Brasil, instalan «perreras» donde los presos pueden cuidar de los animales que fueron abandonados en las calles.

Reducción del estrés, mejora de la autoestima y la salud, desarrollo de habilidades afectivas, aumento de la capacidad de socialización.

Ya está más que demostrado que la convivencia con animales aporta una serie de beneficios a los humanos. Por esta misma razón, la Justicia de São Paulo apuesta por esta relación para garantizar el éxito del proceso de reinserción social de sus presos.

Dos centros de detención del Estado, ubicados en las ciudades de Tremembé y Taubaté, ya han instalado en sus instalaciones perreras que albergan animales que fueron retirados de las calles por los Centros de Control de Zoonosis de la región.

Los animales, hasta entonces abandonados, son ahora cuidados por los presos del lugar que están en régimen semilibertad.

Entre las actividades, baño y aseo, alimentación de los animales, limpieza de las instalaciones de la perrera y mucho cariño a los animales – que ya llegan al lugar castrados y vacunados.

La idea es que los internos se encarguen de ellos temporalmente. Y es que los fines de semana, en colaboración con las protectoras de animales, los animales son llevados a ferias de adopción responsable para que puedan conseguir un hogar definitivo.

Además, los adoptantes también reciben una casa para sus nuevas mascotas, construida por los reclusos de un tercer centro penitenciario de São Paulo, situado en la ciudad de Caraguatatuba.

Con la iniciativa, los animales consiguen un nuevo hogar. Los internos avanzan en su proceso de reinserción social. Y todos ganan. Una gran idea para aplicar en otras regiones del mundo, ¿verdad?

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