“Larga vida”, fue la frase con la que los científicos del Programa Patagonia se despidieron de tres juveniles de macá tobiano criados en cauticerio (Podiceps gallardoi) en una base científica. Mientras veían a las aves alejarse en las aguas del estuario del río Santa Cruz, sintieron que se abría una esperanza para esta especie en peligro de extinción.
La liberación, realizada este lunes, constituyó un hecho inédito para la conservación de fauna nativa en Argentina. Por primera vez una especie críticamente amenazada fue liberada en su hábitat natural después de haber sido criada en cautiverio.
Hasta el domingo, la Estación Biológica “Juan Mazar Barnett”, donde trabaja el Programa Patagonia de Aves Argentinas, había sido el hogar de los pichones. Debido a que en los últimos cinco años la reproducción natural del macá tobiano ha sido nula, los científicos consideraron que la cría ex situ -es decir fuera de su hábitat natural- era la única forma de evitar su desaparición.
El reto de la crianza del macá tobiano en cautiverio
El macá tobiano fue descubierto en 1974 por el naturalista argentino Mauricio Rumboll. El primer hábitat detectado fue la Laguna de Los Escarchados, cerca de El Calafate, provincia de Santa Cruz. Desde los primeros años preocupó su situación, ya que sólo se llegó a identificar a 150 individuos. En la década del 90, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) consideró que la inaccesibilidad de su hábitat garantizaba su protección. Sin embargo, con el paso del tiempo el escenario cambió.
La depredación de especies invasoras, como el visón americano, y el impacto del cambio climático -con vientos intensos y sequía que reducen sus lugares de anidación- hicieron que en 2012 la UICN catalogue a esta especie En Peligro Crítico, la categoría previa a la extinción.

Para este programa de conservación, se recolectó huevos en las lagunas de altura del oeste santacruceño, donde habitan las últimas poblaciones. Posteriormente, los huevos se transportaron a la estación biológica, donde fueron incubados en situaciones controladas.
Tras la eclosión, los pichones fueron alimentados a tiempo completo durante dos meses. A su vez, se los estimuló a nadar, ya que el macá tobiano necesita hacerlo para activar su digestión. Al alcanzar los 400 gramos de peso (machos) y 350 gramos (hembra), los tres ejemplares estuvieron listos para ser liberados.

Esfuerzo colectivo para salvar un ave patagónica emblemática
El estuario del río Santa Cruz, territorio donde suele invernar la especie, fue el escenario de este emotivo momento. Los tres juveniles fueron marcados con anillos rojos numerados para facilitar los posteriores seguimientos. “Esta acción, llevada a una mayor escala, podría significar la diferencia entre la extinción y la supervivencia“, refirieron desde Aves Argentinas.
Según esta organización, impulsora del proyecto, replicar este proceso sistemáticamente podría generar agrupaciones de más de 50 juveniles cada año, lo que sería un refuerzo clave para la población silvestre.
El Consejo Agrario Provincial brindó la embarcación que transportó a las aves y que será usada en las posteriores tareas de monitoreo post liberación.
En esta iniciativa, que busca salvar a un ave emblemática de la región patagónica, también participaron el Consejo Agrario Provincial de Santa Cruz, la Secretaría de Estado de Ambiente, la Municipalidad de Puerto Santa Cruz, CONICET, Fundación Bariloche, ICFC y FCEN-UBA.