Las malas noticias suelen acompañar a los temas relacionados con la naturaleza, por esa razón cobra todavía más importancia dar a conocer los logros y éxitos de las acciones de conservación. «Buenas noticias» que muestran de lo que también es capaz el ser humano para proteger la biodiversidad de nuestro planeta. Uno de los mejores ejemplos en este sentido lo tenemos con la gacela Mhorr (Nanger dama mhorr), de la que acaba de nacer un precioso macho en Bioparc Valencia.
Esta especie, también llamada gacela Dama, es la más grande y una de las más bellas. Actualmente se encuentra «en peligro crítico de extinción» según la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) con un número de entre 100 y 200 ejemplares y llegó a desaparecer de su hábitat. El español José Antonio Valverde fue uno de los visionarios al actuar para evitar la desgracia y hoy, gracias al empeño de profesionales e instituciones, se está recuperando dentro del Programa internacional de conservación de especies amenazadas (EEP) en el que participa con gran éxito Bioparc Valencia.
La nueva cría de gacela Mhorr nació la noche de «luna del cazador», está totalmente integrada en el grupo y ya puede contemplarse en el recinto exterior que recrea la sabana. Esta «nueva vida» es fruto de la reproducción controlada y coordinada a nivel internacional y, una vez más, un motivo de esperanza para esta especie «salvada» de la extinción por estas necesarias actuaciones. Únicamente algunos centros especializados de Europa, Norteamérica y Sudáfrica albergan esta especie de gacela, con el objetivo de conseguir un número suficiente y genéticamente viable para garantizar su supervivencia. Aunque en su hábitat natural la situación continúa siendo gravísima, con tendencia decreciente, el futuro pasa por reforzar el plan de reintroducción en distintos proyectos del norte de África.
El grupo de Bioparc Valencia está compuesto por una pareja reproductora, dos hembras «valencianas» y este último macho. Las gacelas que han ido naciendo desde 2015 se han trasladado, bajo el estricto control del EEP, a distintos parques para formar nuevos grupos y continuar con la recuperación de esta emblemática especie. La gacela Mhorr es un claro ejemplo de la visión global de la conservación, donde es vital trabajar in situ y ex situ. Y todavía es más importante educar, sensibilizar y difundir, para «reconectarnos» con la naturaleza, comprender el valor del medioambiente y entender el poder de las personas para cambiar y que la balanza del frágil equilibrio de la biodiversidad se incline hacia la vida.