Nepal y el renacimiento de los pandas rojos: un esfuerzo colectivo

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En las montañas de Nepal, los pandas rojos están experimentando un renacimiento lento pero prometedor. Gracias a los esfuerzos de conservación y la colaboración internacional, esta especie en peligro de extinción está encontrando un nuevo respiro en su hábitat natural.

La situación del panda rojo, uno de los mamíferos más amenazados del Himalaya, ha comenzado a mejorar. Este pequeño animal, conocido por su pelaje rojizo y su cola esponjosa, vive en bosques de altitud media entre Nepal, India, China y Bután, donde se alimenta principalmente de bambú.

Una especie en peligro crítico

Declarado en peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en 2016, el panda rojo ha sufrido una drástica reducción de su población, que se ha reducido a la mitad en las últimas dos décadas.

Actualmente, se estima que solo quedan unos 10.000 ejemplares en todo el mundo, con entre 500 y 1.000 de ellos habitando en Nepal, según la Red Panda Network (RPN). A pesar de la inclusión del panda rojo en la lista de especies protegidas de Nepal en 1973, los peligros para su supervivencia continúan siendo numerosos.

Amenazas y retos que enfrentan los pandas rojos

La deforestación, impulsada por la construcción de infraestructuras, el cambio climático y la caza furtiva, representan grandes retos para esta especie.

Muchos pandas rojos son traficados ilegalmente hacia China y Birmania, donde son altamente valorados por sus supuestas propiedades medicinales y como animales de compañía. Además, la pérdida de hábitat y el aumento de la actividad humana han impactado negativamente en su número.

Estrategias de protección y nuevas prácticas

La concienciación comunitaria ha desempeñado un papel crucial en la conservación del panda rojo. Por ejemplo, la comunidad indígena kirat, conocida por su conexión animista con la naturaleza, ha respondido positivamente a los esfuerzos de sensibilización. Asimismo, otros habitantes locales han optado por abandonar la ganadería para dedicarse al cultivo de ortigas y la producción de textiles, contribuyendo indirectamente a la supervivencia del panda rojo.

En Nepal, el panda rojo se encuentra protegido por leyes que imponen penas de hasta 10 años de cárcel y multas significativas para quienes los cazan. Además, los últimos censos muestran un leve aumento en su población, un indicio de que los esfuerzos de conservación están teniendo un impacto positivo.

Foto de portada: Prakash Mathema / AFP

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