Las iguanas verdes (introducidas en Latinoamérica a través del comercio de mascotas exóticas) han recibido de Puerto Rico la consideración de ‘especie invasora’ al superar el número de la población nacional con 4 millones de pobladores, como consecuencia principal de la ausencia de depredadores naturales.
Estos herbívoros, conocidos el en país como ‘gallinas de palo’, se localizan en los árboles, mangles y junto a las carreteras y aunque no son endémicas en el país pueden alcanzar una longitud de hasta 2 metros y vivir entre 10 a 15 años en estado salvaje.
Los ecologistas puertorriqueños han optado por formar grupos de voluntarios para ayudar a controlar la reproducción y población de iguanas verdes en las reservas naturales, dado que una hembra puede poner hasta 75 huevos y la mejor forma de llevar a cabo esta tarea es recolectando los huevos del nido y así eliminarlos por completo.