Quedan solo dos rinocerontes blancos y hay una forma de salvarlos

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Los científicos están luchando para salvar a los rinocerontes blancos del norte, que cuenta tan solo con dos ejemplares hembras y está al borde de su extinción. Ellos tienen la ayuda de una empresa estadounidense de biotecnología llamada Colossal, que es reconocida por resucitar especies extinguidas como el mamut lanudo, el dodo y el tigre de Tasmania.

Thomas Hildebrandt, director del consorcio BioRescue y experto en reproducción de fauna salvaje del Leibniz-Institute of Zoo and Wildlife Research de Berlín, contó por qué al principio no quería trabajar con Colossal: “No me gusta la idea de recrear a los mamuts y llamarlo proyecto de conservación”.
Sin embargo, se dio cuenta más tarde de que las herramientas desarrolladas por la empresa podrían ser decisivas para recuperar una población sana de rinocerontes blancos del norte.

“Queremos salvar una especie clave, que desempeñó un papel muy crucial en un ecosistema complejo de África Central”, afirma Hildebrandt. “Todavía estamos a tiempo de traer de vuelta a los rinocerontes, y esperamos firmemente conseguir la primera reintroducción del rinoceronte blanco del norte en 10 o 20 años”.

A su vez, el fundador y director ejecutivo de Colossal, Ben Lamm, afirma que la implicación de la empresa ilustra cómo su inversión de 225 millones de dólares en “desextinción” puede impulsar también la conservación de especies vivas antes de que desaparezcan.

“La mayor parte de la conservación se centra en preservar la tierra, detener la caza furtiva…., pero cuando se llega al punto de que sólo quedan dos hembras, hay que recurrir a tecnologías más avanzadas”, afirma Lamm.

Él confía en que su “conjunto de herramientas para la desextinción pueda ser utilizado por grupos conservacionistas y gobiernos de todo el mundo para salvar especies”.

Los últimos 4 rinocerontes blancos del norte que quedaban con vida

Los rinocerontes blancos, originarios del África subsahariana, se dividen en dos subespecies: la meridional y la septentrional.

Los cazadores furtivos matan a los rinocerontes por sus cuernos, que luego se venden en el mercado negro para medicina tradicional y tallas. A finales del siglo XIX, sólo quedaban unos 20 rinocerontes blancos del sur. Un siglo después, los esfuerzos de conservación han elevado su número a unos 16 000 rinocerontes en África oriental y meridional.

Lamentablemente, para el rinoceronte blanco del norte fue todo lo contrario y se extinguió en estado salvaje en 2008, dejando sólo un puñado de supervivientes en los zoológicos.

En 2009, los cuatro últimos rinocerontes blancos del norte en edad de reproducción -dos hembras y dos machos- fueron trasladados en avión desde un zoológico de República un nuevo hogar en Ol Pejeta Conservancy (Kenia), una organización sin ánimo de lucro a los pies del monte Kenia.

Algunos conservacionistas creían que los rinocerontes tendrían más posibilidades de reproducirse en su entorno natural. Bajo la atenta protección de guardas armados las 24 horas del día, los animales se aparearon, pero las hembras no quedaron preñadas.

En 2013, uno de los machos, Suni, murió repentinamente de un ataque al corazón. Poco después, Hildebrandt hizo un descubrimiento decepcionante mientras examinaba a la hembra Najin y a su hija Fatu: ambas sufrían dolencias que les impedirían tener un embarazo exitoso.

A esto se le suma otra tragedia en 2018, cuando Ol Pejeta tuvo que tomar la desgarradora decisión de practicar la eutanasia a Sudán, que era el último rinoceronte blanco del norte macho del mundo. Le había agarrado una infección en la pata y una enfermedad que estaba relacionada con la edad lo que provocó ya no pueda mantenerse en pie.

La última esperanza

Por lo tanto, la fecundación in vitro sería la única esperanza para salvar a la especie, dice Samuel Mutisya, jefe de conservación de Ol Pejeta.

En 2019, Hildebrandt y un equipo de veterinarios recogieron con éxito óvulos de Najin y Fatu. Se trató de la primera vez que se realizaba el procedimiento en rinocerontes blancos del norte.

Esos óvulos se transportaron rápidamente a Aventea, un laboratorio privado italiano especializado en reproducción animal, donde el científico fundador Cesare Galli los inseminó artificialmente con esperma congelado recogido de rinocerontes blancos del norte machos antes de que murieran en zoológicos. A partir de ahí, otras recogidas de óvulos ayudaron a Galli a crear 29 embriones de rinoceronte blanco del norte.

El equipo de BioRescue pretende implantar pronto uno de esos embriones en una madre de alquiler de rinoceronte blanco del sur, con el objetivo de producir una cría sana para 2025. Esta cría se consideraría genéticamente un rinoceronte blanco del norte.

“Tenemos que producir una cría bastante pronto porque también queremos salvar el patrimonio social -el lenguaje y el comportamiento- de los dos últimos rinocerontes blancos del norte. Eso no lo pueden aprender de los rinocerontes blancos del sur”, dice Hildebrandt.

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