Luego de un complejo operativo, una tortuga laúd varada en la costa argentina, que al momento de ser rescatada presentó un peso de 208 kilos y una longitud 1,4 metros, fue regresada al mar.
El reptil Dermochelys coriacea fue hallado por turistas en las playas de Costa Azul, quienes se encargaron de dar aviso a la Fundación Mundo Marino.
A nivel global el estado de conservación de la especie está clasificado como “vulnerable”, mientras que en la región del Atlántico Sudoccidental se encuentra en peligro crítico de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Al llegar al lugar, los turistas compartieron filmaciones con los rescatistas donde se constató que, si bien el animal intentaba ingresar al agua, inmediatamente volvía a salir.
Frente a esa situación, los especialistas decidieron montar una guardia que duró poco más de una hora y media para monitorear y evaluar la condición y el comportamiento del reptil.
“Durante ese lapso de tiempo, el animal continuó mostrando comportamientos anormales. E, incluso con nuestra ayuda, tampoco demostraba voluntad para encarar las olas y alejarse de la costa. Luego de intentarlo en repetidas oportunidades y debido a que los comportamientos anormales persistían, decidimos trasladarlo al centro de rescate y rehabilitación”, sostuvo Sergio Rodríguez Heredia, biólogo y responsable del centro de rescate.
Para movilizar y levantar a la tortuga desde el lugar donde se encontraba participó Defensa Civil de la localidad de Costa Azul y turistas que se ofrecieron como voluntarios.
Una vez que llegó a las instalaciones de la Fundación Mundo Marino se le tomaron muestras de sangre y material fecal, y se le realizó una ecografía.
“Externamente el animal parecía estar en buen estado. No tenía signos evidentes de interacción con redes de pesca o de colisiones con embarcaciones que, lamentablemente, son situaciones que suceden. Sí pudimos comprobar que el animal estaba deshidratado y bajo de peso”, describió Rodríguez Heredia.
A su vez , sobre los tiempos que lleva rehabilitar este tipo de animales, el biólogo explicó: “Se recomienda que la permanencia de estas especies en centros de rehabilitación sea lo más breve posible ya que son animales con muchas particularidades, como ser animales de profundidad y migratorios, que se alimentan exclusivamente de fauna gelatinosa. Es difícil generar una dieta de soporte que replique los nutrientes que aporta ese tipo de fauna, comúnmente conocida como medusas o aguas vivas”.
El complejo operativo la trasladó, embarcada, algunos kilómetros aguas adentro de la costa en San Clemente.