Las sirenas de la Policía preocuparon a los vecinos de la avenida Independencia: un megaoperativo desarticuló una reunión multitudinaria en plena cuarentena.
Al costado de El Palomar, los gallos. Algunos tasados en 50 mil pesos, enjaulados en cajas de madera de frutas y verduras, uno a uno fueron siendo pesados en la balanza y al cuadrilátero.
Parece un mal guión de una serie de TNT, pero es lo que pasó esta mismísima tarde, con cuarentena y todo, en Banda del Río Salí: “¿Alguien sabe por qué tantas sirenas?”, comenzaron a preguntarse en los grupos de WhatsApp.
Un megaoperativo alertado por los mismos vecinos abrieron las puertas a patadas, gritos, forcejeos, cacareos y la escena de la tarde: dos gallos frente a frente en una pelopincho vacía con una colcha sobre la base dispuestos a batirse a duelo.
Al piso, de rodillas, la mayoría sin barbijos, cayeron detenidos por la Policía: medio centenar de apostadores fueron arrestados. “Tiene que haber sido bien clandestina”, indicó un testigo del momento en el que fueron subiéndose uno a uno a mayores y menores a las unidades policiales.
Las riña de gallos es una actividad ilegal que aún se practica en Argentina, en algunas zonas del país, se convirtió en una oscura tradición al margen de la ley. Durante años las sociedades protectoras de animales luchan en contra de la actividad ya que lastima severamente al animal, ya sea antes, durante y después de las peleas.
La riña de gallos está prohibida en Argentina desde 1954, a partir de la sanción de la ley 14.346; la regulación se extiende para cualquier enfrentamiento entre animales, ya sea públicos o privados. Aún así en algunas provincias, como Santiago del Estero y Tucumán y San Luis, se realizan periódicamente.
“Más de 40 personas demoradas. Más de 40 adultos que hay que no entendiendo que estamos atravesando una crisis de contagios. Hoy tuvimos que intervenir de una forma que comprendan que si no nos cuidamos, saldremos perjudicados todos. Gracias a los Vigias y al personal policial por el compromiso con la sociedad”, lamentó el intendente Darío Monteros. El video y las fotos no dejan margen a dudas.
