La mantis religiosa es uno de los insectos más intrigantes del mundo. Su marca registrada es la depredación, y en ese ítem la forma en que se come a sus presas, que hasta en algunos casos pueden ser pájaros. Tienen un método bastante horripilante para devorar sus capturas: empiezan por la cabeza y se alimentan primero de sus cerebros.
Puede sonar feo, pero la naturaleza, sabia, les dio patas serradas y mandíbulas fortísimas para que el momento del ataque sea difícil de desactivar para sus enemigos.
Se alimentan de otros insectos y también de animales más grandes -a los que se montan- como ranas, lagartos, salamandras, tritones, musarañas, ratones, serpientes, tortugas pequeñas de caparazón blando e incluso murciélago. Se han documentado ataques hasta a pájaros de gran tamaño a los que termina derrotando y comiendo en largos períodos de tiempo.
En el video se ve el ataque a una langosta en una cápsula de laboratorio. Es un timelapse de tres minutos, que resume las tres horas reales en que la mantis se devora a la langosta.
Los segundos finales son en tiempo real, y se ve a la mantis con el estómago lleno mostrando como contracciones o latidos producto de la ingesta.
El abdomen de las mantis -comúnmente llamadas santateresa, mamboretá, campamocha o tatadiós- consta en la mayoría de las especies de 11 segmentos y contiene las vísceras principales. Luego, el sistema digestivo comprende un tubo digestivo con un estómago glandular, que le permite recibir cantidades de alimentos pueden duplicar su tamaño.