Desde la Patagonia Argentina, investigadores de la Fundación GEN producen el primer aceite de cáñamo,obtenido a través de la semilla para uso gastronómico del país.
Son muy optimistas y comentan que este cultivo puede cambiar la matriz productiva de la región del Alto Valle de Río Negro.
Fundación GEN de origen roquense, es una organización no gubernamental (ONG) que viene trabajando hace más de cuatro años y cuenta desde 2022 con una incubadora de proyectos inscripta en el Ministerio de Producción de Nación. Martín Ancaten, Luciano Rivera, Lucas Calegari y Ricardo Peña forman parte de la Fundación impulsora del cáñamo. “Detrás de nuestro trabajo hay mucho conocimiento científico”, explica Martín.
“Promovemos el polo productivo en el Valle porque las condiciones que hay en este lugar son óptimas para el cáñamo y el cannabis, ya sea por la irrigación que hay por el suelo, por las extensiones, por las chacras, el clima, eso favorece muchísimo a la planta, ya sea cáñamo o cannabis”, comenta Luciano.
Anuncian que desde 2019 están trabajando con una genética de cáñamo, que se viene adaptando al Valle. Martín explica la producción del aceite de cáñamo comestible de manera sencilla: “La planta que plantamos es igual a la de la marihuana, lo que pasa es que la dejamos que naturalmente se cruce para que genere semilla. Esas semillas van a terminar siendo granos, como el de maíz. De esos granos, es que sacamos el aceite”.
El aceite comestible entonces se obtiene a partir de las semillas de la planta de cáñamo (Cannabis Sativa), específicamente de las semillas prensadas en frío para preservar todas sus propiedades. Por eso, este aceite culinario es rico en ácidos grasos esenciales, vitaminas A y E, calcio, magnesio, potasio y antioxidantes.
Además, es una excelente fuente de zinc y Omega-3 y 6. Hay que decir que estamos ante la presencia de un alimento con grandes beneficios para la salud de todas las personas, en todas las etapas del ciclo vital: infancia, adolescencia, adultez, embarazo, lactancia y deporte.
Aunque el aceite no es lo único que se extrae de la semilla sino que se le suma un subproducto más. Del proceso de la elaboración del aceite, se genera una materia prima secundaria: harina de cáñamo, que además es libre de gluten.
La semilla que se usa para extraer aceite genera una torta proteica, tipo pellet, que pasado por un molinillo y zarandas, se convierte en harina.
En este punto hay que citar la realidad actual en cuanto a la situación alimentaria en Argentina. En estas últimas décadas, se han producido una serie de cambios en los sistemas alimentarios a nivel mundial y local, con una característica distintiva: productos ultraprocesados, es decir alimentos y bebidas industrializados y listos para consumir.
En distintos informes, los hallazgos que muestran las consecuencias de éstos productos por lo menos preocupantes. Cuentan que se observa un escenario de malnutrición en el que conviven situaciones de déficit y de exceso, cuya problemática es más frecuente dentro de la población infantil y adolescente.
Una actualidad social que se puede revertir cultivando y produciendo cáñamo para alimento.
Recién el año pasado, tanto al aceite como la harina de cáñamo se han incorporado al Código Alimenticio Nacional. La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación a través de su Resolución 31/2023, sumó a las semillas de cáñamo a la categoría de «semillas comestibles».
La calidad del aceite de cáñamo es como uno de oliva, de lino o quinoa. Se va a poder usar para ensaladas o cualquier tipo de comida. Y no está de más aclarar, que ni el aceite ni la harina, tienen poderes psicoactivos.
“El otro día hicimos unas pastas y le agregamos el aceite para probarlo y es muy rico”, dice Martín. La escala que manejan desde Fundación Gen es experimental. Pero, ya proyectan que cuando tengan todas las certificaciones necesarias, se expandirán. “Nos encantaría”, cierra, “ya poder comercializar el año que viene”.
Germán Pereira (RecetasCañameras)