Científicos de Australia y EE.UU. encontraron evidencia de la mayor catástrofe climática de la historia

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Desde la ciencia se siguen buscando respuestas para las catástrofes climáticas que en la actualidad preocupan. Los científicos miran hacia el pasado, más de 250 millones de años para intentar comprender cómo era el mundo antes del gran cataclismo y cuál fue el origen.

Una investigación publicada este año por la revista especializada Nature, que fue encabezada por un equipo de científicos de la Universidad Estatal de Boise, en Estados Unidos, el Departamento de Planificación de Nueva Gales del Sur y la Universidad de Nueva Inglaterra, sumó interesantes hallazgos al respecto, entre ellos, la relación entre una erupción volcánica en Australia y lo que llaman “un gran evento de extinción”.

“Nuestra investigación revela que los antiguos volcanes de Australia jugaron un papel importante. Antes del evento en Siberia, erupciones catastróficas en el norte de Nueva Gales del Sur arrojaron cenizas volcánicas a lo largo de la costa este”, apuntaron los científicos Timothy Chapman, Ian Metcalfe y Luke Milan.

La exploración y el estudio de las enormes capas de ceniza volcánica en regiones de Australia, Nueva Gales del Sur y Queensland aportaron evidencia sobre las explosiones catastróficas que terminaron por lanzar gases de efecto invernadero a la atmósfera, producto de un bombardeo de erupciones volcánicas hace 256 millones de años.

Los rastros están afectados por el paso del tiempo, pero los científicos aseguran que es evidencia suficiente para dar cuenta de lo que califican como “erupciones aterradoras”.

“Al menos 150 000 km³ de material brotaron de los volcanes del norte de Nueva Gales del Sur durante cuatro millones de años”, fue uno de los hallazgos de la investigación. Esa difusión masiva de gases, que no son cercanamente comparables a erupciones volcánicas posteriores, habría sido el origen del cambio climático global en aquel período.

Las rocas sedimentarias que fueron objeto de la investigación, a través de los depósitos de carbón, mostraron que varias de esas regiones de Australia estaban cubiertas por bosques, que quedaron reducidos a cenizas por graves incendios desencadenados tras las erupciones.

La gran extinción de los animales habría sido ocasionada por la pérdida de la vegetación a lo largo de millones de años. “Este colapso de los ecosistemas tampoco se limitó a Australia. El evento catastrófico afectó a todos los continentes antiguos. Tuvo una influencia sustancial en la evolución de la vida, lo cual finalmente condujo al surgimiento de los dinosaurios”, destacan los encargados de la investigación.

Estos sucesos antecedieron a la catástrofe en Siberia, un evento eruptivo, conocido como uno de los mayores en los últimos 500 millones de años y que condujo a la formación de las trampas que abarcaron el límite Pérmico-Triásico.

Las evidencias al respecto apuntan a una extinción del 96% de las especies marinas y el 70% de las especies de vertebrados terrestres como resultado de la quema extensiva de carbón y entonces, del cambio climático irreversible. Una de las manifestaciones fue el incremento de la temperatura del agua en el océano hasta lo 40º centígrados.

Si bien hay investigaciones que afirman que este último evento fue el responsable del desencadenamiento de la catástrofe mundial, la más reciente apunta a que fue resultado de lo ocurrido con los supervolcanes de Australia.

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