Coronavirus: los mercados de comida de Latinoamérica, en la mira

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Cuatro de cada cinco vendedores de un importante mercado de fruta de Perú han dado positivo en las pruebas de coronavirus, lo que revela una tasa alarmante de contagio y hace temer que estos tradicionales lugares de venta de productos de América Latina puedan haber contribuido a la propagación de la enfermedad en toda la región.

El 79% de los vendedores ambulantes del mercado mayorista de fruta de Lima han dado positivo en las pruebas de detección de la COVID-19, mientras que las pruebas aleatorias realizadas en otros cinco grandes mercados de alimentos frescos de la ciudad han confirmado que al menos la mitad de los vendedores son portadores del virus.

Los resultados de las pruebas han coincidido en el tiempo con los esfuerzos de las autoridades locales, desde Ciudad de México hasta Río de Janeiro, por hacer cumplir las medidas sanitarias y de distanciamiento social en los mercados mayoristas y minoristas, que son los pilares de las economías locales.

América Latina lidia con un creciente número de muertes por la pandemia. México y Brasil, a cuyos presidentes se les reprocha haber minimizado la gravedad de la pandemia, registraron la semana pasada una cifra récord de muertes en un solo día. Este martes ha vuelto a superar el récord, registrando por primera vez más de 1.000 muertos en un solo día. El país de Bolsonaro ya es el tercero del mundo con más casos. Perú también ha registrado un incremento en las muertes por coronavirus y nuevos contagios, a pesar de que el país cumple desde hace dos meses con uno de los confinamientos más estrictos de la región.

Al conocer los resultados, el presidente de Perú, Martín Vizcarra, afirmó que los vendedores que son portadores del virus dejarán de trabajar y serán sustituidos por otras personas. Sin embargo, no llegó a cerrar el mercado de frutas, argumentando que tal medida podría crear escasez de alimentos. El Gobierno ha desplegado soldados y policías en el mercado para que tomen la temperatura de todos los vendedores y compradores.

“Probablemente los mercados han sido el mayor vector de contagio, por lo cual el confinamiento no ha dado los resultados esperados”, ha indicado Eduardo Zegarra, investigador principal de Grade, un think tank de desarrollo en Lima.
“Estas cifras son una bomba de relojería”, señala. A tal efecto, insta al Gobierno a cerrar los mercados y a declarar una emergencia sanitaria.

Las autoridades de Lima han permitido la apertura con normalidad de la mayoría de los más de 1.200 mercados de la ciudad. Hacen pruebas aleatorias y mandan a casa a los vendedores infectados, la mayoría de los cuales son asintomáticos. Los obliga a aislarse en sus casas o a permanecer en unas instalaciones del Gobierno para este fin.

Sin embargo, a Zegarra le preocupa el hecho de que los mercados mayoristas ya son “potentes focos de contagio”, en especial el principal mercado mayorista de Santa Anita, donde unos 30.000 vendedores, transportistas y proveedores distribuyen y venden a diario unas 8.000 toneladas de alimentos. De hecho, se han registrado docenas de contagios y al menos una muerte entre los transportistas y crece el temor de que el virus ya se haya propagado, no sólo entre miles de comerciantes y clientes, sino también entre los camioneros que viajan entre la ciudad y el campo.

“Temo que eso pueda desencadenar una segunda ola de la pandemia”, señala Zegarra, que también fue teniente de alcalde en Lima. “La tasa de contagio entre los comerciantes es muy elevada y no sabemos cuánto tiempo lo han tenido ni a cuántas personas se lo han transmitido”.

Los mercados temen más a la escasez que al virus

La cifra de enfermos de COVID-19 en Perú  supera los 99.000 y han fallecido 2.914 personas, según los datos de la Universidad Johns Hopkins. Sólo Brasil tiene una tasa de contagio más alta en América Latina. Brasil se ha convertido en el tercer país del mundo con más infectados, que ya superan los 270.000 y el sexto en número de muertes (17.983)

Según el presidente del sindicato de proveedores del mercado mayorista CEAGESP de São Paulo, uno de los mayores del continente, este lugar de comercio ya ha registrado “innumerables” casos y unas 30 muertes por COVID-19. “Nos entristecen profundamente estas muertes, pero si se tiene en cuenta que diariamente pasan por este mercado unas 40.000 personas, se trata de una cifra bastante baja”, afirma Cláudio Furquim.

Los reportajes de los medios de comunicación han mostrado que en los mercados brasileños se concentra una gran cantidad de compradores y trabajadores, la mayoría sin mascarillas. En un reportaje de TV Record, Diego Hipólito afirma que su tío, un conductor, iba al mercado diariamente y siguió trabajando cuando cayó enfermo con síntomas de coronavirus. Murió poco después. “Creo que ha podido contagiar a otras personas”, señala.

Los mercados siguen ocupando un lugar importante en la cultura y las economías de América Latina, a pesar de que grandes gigantes minoristas como Walmart se están abriendo paso en la región. El hecho de que sea un importante punto de encuentro lo ha convertido en un foco de propagación de la enfermedad.

América Latina se une para asegurar el abastecimiento alimentario por COVID-19

El principal mercado mayorista de Colombia, Corabastos, está situado en el barrio Kennedy de Bogotá. La capital colombiana es el epicentro del brote de coronavirus que azota al país. La semana pasada, después de que se detectaran 30 casos de coronavirus en este gran mercado, la alcaldesa de la ciudad, Claudia López, señaló que solo funcionaría al 35% de su capacidad.

El concejal de Salud de Bogotá, Alejandro Gómez, admitió que la administración local podría haberlo hecho mejor, pero también subrayó la importancia de la cadena de suministro de alimentos. “No podemos permitir que Corabastos se convierta en un riesgo para la salud de Bogotá, pero tampoco podemos permitirnos una situación de escasez de alimentos”, dijo.

“Debido a la negligencia de Bogotá, el coronavirus ha afectado el suministro de alimentos de millones de ciudadanos”, criticó en Twitter Jorge Colmenares, un concejal de la oposición.

En la gigantesca Central de Abasto de Ciudad de México, que recibe mercancías de todo el país y a su vez abastece a los mercados de toda la capital, se han registrado por lo menos 25 casos de COVID-19 y dos muertes, aunque los medios de comunicación locales han insinuado que la cifra real es considerablemente más elevada.

Manuel Cronejo Carrillo es el propietario de una lavandería en el Mercado de Coyoacán. Explica que el 60% de los puestos han cerrado y que en su negocio las ventas han bajado un 90%. Cornejo lamenta que los pocos clientes que van al mercado no mantienen la distancia de seguridad ni usan mascarilla.

Tras un breve periodo de confinamiento, México ya ha anunciado planes para reiniciar la actividad económica. Aunque Cornejo entiende que es necesario volver al trabajo, teme que el peor brote de coronavirus aun no haya llegado. “Desde un punto de vista económico, la actividad se tiene que reiniciar. Sin embargo, desde un punto de vista de la salud pública, no creo que hayamos tocado fondo”, señala.”He vivido el brote de H1N1 y los terremotos, pero nunca he experimentado nada igual”, concluye.

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