El agujero de ozono antártico del 2024 comenzó a desarrollarse más tarde de lo habitual, afectado por perturbaciones en el vórtice polar luego de dos episodios de calentamiento estratosférico en julio, según el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS).
Este retraso en la formación no representa un signo de recuperación de la capa de ozono. CAMS aclaró que se debe a la “variabilidad natural de los factores atmosféricos que permitieron su aparición”. En gran parte de la Antártida, los valores de ozono se mantuvieron por encima de las 220 unidades Dobson (UD), nivel que define la presencia del agujero de ozono.
Al 13 de setiembre de 2024, la superficie total del agujero era de 18,48 millones de kilómetros cuadrados, inferior a las cifras de años recientes para la misma fecha.
CAMS monitorea de manera rutinaria las variables que influyen en la formación anual del agujero de ozono sobre el Polo Sur. El 16 de septiembre, se celebró el Día Internacional para la Preservación de la Capa de Ozono, conmemorando la firma del Protocolo de Montreal de 1987, que regula las sustancias que la dañan.
El agujero de ozono es un fenómeno anual que ocurre cada primavera en el hemisferio sur debido al agotamiento químico de la capa de ozono estratosférica. Bajo condiciones normales, comienza a formarse a mediados o finales de agosto y se cierra en noviembre.
Laurence Rouil, director de CAMS, señaló que “desde los volcanes hasta el cambio climático, existen diversos factores que afectan la formación del agujero de ozono, pero ninguno tiene tanto impacto como las sustancias antropogénicas que la dañan”. Añadió que el Protocolo de Montreal ha permitido que la capa de ozono inicie su recuperación, y se esperan más signos de mejora en las próximas décadas.
Este protocolo es un éxito global al controlar las sustancias que destruyen la capa de ozono y frenar su deterioro, sentando las bases para su recuperación.
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