Un equipo de científicos descubrió un ecosistema oculto en las profundidades del océano Antártico, en un área que hasta enero de este año permanecía escondido bajo un enorme iceberg. La expedición, liderada por el Instituto Oceánico Schmidt, reveló la existencia de especies gigantes, corales, esponjas y organismos posiblemente desconocidos para la ciencia en una zona hasta ahora inaccesible.
El hallazgo fue posible gracias al desprendimiento del iceberg A-84, una masa de hielo del tamaño de Chicago, que el pasado 13 de enero se separó de la barrera de hielo Jorge VI, en la costa oeste de la península Antártica. La expedición, a bordo del buque de investigación Falkor, tenía como objetivo estudiar los vínculos entre el hielo y el mar, pero el inesperado evento llevó al equipo a cambiar su plan y explorar el fondo marino recién expuesto.
“No esperábamos encontrar un ecosistema tan hermoso y próspero. Por el tamaño de los animales, estas comunidades llevan allí décadas, quizás siglos”, explicó Patricia Esquete, investigadora de la Universidad de Aveiro (Portugal).

Un ecosistema oculto en las profundidades
Gracias al uso del vehículo sumergible teledirigido SuBastian, los científicos pudieron explorar el fondo marino a 1.300 metros de profundidad durante ocho días. Allí descubrieron un ecosistema sorprendentemente rico, con grandes corales y esponjas que sirven de refugio a una variada fauna marina. Se cree que algunas de las especies observadas podrían ser nuevas para la ciencia, aunque su identificación definitiva tomará años.
Explorar zonas bajo plataformas de hielo flotantes es un desafío, ya que estas regiones permanecieron aisladas de la luz solar y de los nutrientes superficiales durante siglos. Sin embargo, los investigadores sugieren que las corrientes oceánicas podrían ser la clave para sostener la vida en este ecosistema extremo, transportando nutrientes desde otras áreas. “Estos descubrimientos nos dan una nueva perspectiva sobre cómo la vida se adapta a condiciones extremas”, señaló Esquete.
El impacto del cambio climático
El desprendimiento de icebergs es un fenómeno natural, pero el cambio climático está acelerando este proceso, provocando el adelgazamiento de la capa de hielo antártica. Según la científica Sasha Montelli, del University College London, la pérdida de estas masas de hielo contribuye significativamente al aumento del nivel del mar en todo el mundo.
El equipo internacional, compuesto por científicos de Chile, Alemania, Noruega, Nueva Zelanda y Estados Unidos, también está investigando los efectos del deshielo glaciar en la región. Para ello, desplegaron vehículos submarinos autónomos que monitorean la circulación del agua y la biodiversidad local.
“Nuestro trabajo es clave para entender cómo está cambiando la Antártida y qué impacto tendrá en el futuro del planeta”, concluyó Montelli.
Autosuficiencia, la característica principal de este ecosistema oculto
Generalmente, los ecosistemas de aguas profundas se caracterizan por depender de los nutrientes que caen desde la superficie del océano hasta el lecho marino. Sin embargo, lo que llamó la atención de los científicos fue el hecho de que esta región se encontraba cubierta por un manto de hielo de 150 metros de grosor, lo que dificulta la llegada de los nutrientes al fondo marino, lo que mantenía aislada la región.
Una de las hipótesis planteada por los investigadores coloca a las corrientes oceánicas en el centro de la escena. Los científicos creen que estas podrían haber desarrollado un papel clave en el suministro de nutrientes, aunque no se comprende del todo cuál fue el mecanismo exacto.
Los primeros datos obtenidos del estudio de la circulación oceánica sugieren que esta es la responsable del flujo de agua de deshielo, que proporciona los nutrientes necesarios para sostener la biodiversidad encontrada en esta zona recién expuesta, lo que abre nuevas líneas de investigación sobre la resiliencia y adaptación de la vida marina en entornos extremos.
Fuente: Euronews.
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