Científicos españoles señalan que serpientes y escorpiones pueden adaptarse a lugares ahora extraños a ellos
Un equipo de investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) lidera un estudio internacional para analizar cómo responden las especies venenosas a las alteraciones de los ecosistemas a causa del cambio climático, lo que podría estar afectando a su distribución. De este modo, no es descartable que algunas de estas especies puedan propagarse fuera de sus actuales hábitats para llegar a lugares hasta ahora ajenos a ellas, incluyendo las ciudades, como ocurre con determinados escorpiones.
«Las especies tienden a ser rehenes de su propia fisiología, pudiendo habitar solamente en regiones donde existen las condiciones climáticas adecuadas para sobrevivir y reproducirse, y en esto las especies venenosas no son una excepción», ha señalado el profesor de la URJC Miguel A. Olalla-Tárraga.
En este sentido, los investigadores trabajan con la hipótesis de que «es esperable que los cambios climáticos de las próximas décadas tengan efectos notables sobre la distribución de las especies venenosas». Algunas verían reducidas las áreas donde se encuentran, pero otras las ampliarían.
«Muchas pueden disminuir su área de distribución o incluso extinguirse, perdiéndose así especies que son muy importantes para el control de plagas, como por ejemplo los roedores, que son unos de los principales alimentos de muchas serpientes», añade Olalla-Tárraga.
En el estudio, publicado recientemente en la revista ‘Global Change Biology’, los autores destacan el caso de la serpiente africana Bitis rhinoceros, la cual parece estar adaptada a ambientes áridos.
A partir de modelos matemáticos han conseguido prever que en el futuro existirán grandes regiones con condiciones climáticas adecuadas para la supervivencia de esa especie, pudiendo favorecer su ampliación de distribución.
Estos cambios climáticos podrían presentar nuevos desafíos para la salud pública, dado que, según la investigación realizada, la especie podría llegar a países como Guinea-Bissau, Níger o Senegal, donde actualmente no está presente o está en muy baja densidad.
Pueden implantarse en las ciudades
«Incluso, algunas especies venenosas podrían adaptarse al ambiente urbano», añade la doctora Talita F. Amado, investigadora de la URJC, quien apunta a los escorpiones del género Tityus en América del Sur, donde diversas especies se han adaptado al ambiente urbano causando miles de accidentes en niños en dichos ambientes.
El veneno de estas especies también tiene importancia en el desarrollo de fármacos para las más diversas enfermedades, como artritis, trombosis, problemas coronarios, diabetes o cáncer.
Por tanto, con la pérdida de las especies se pierden recursos muy valiosos como son los venenos y su gran potencial para el desarrollo de los más diversos fármacos.
«Pero no todas las especies serán afectadas negativamente por los cambios climáticos, muchas podrán aumentar sus áreas de distribución», ha subrayado el profesor Pablo A. Martinez, otro de los investigadores que participa en el estudio y que también pertenece a la Universidade Federal de Sergipe (UFS) de Brasil.
Los autores señalan que los impactos humanos en el planeta nos presentarán nuevos retos para la conservación, la salud pública y la producción de alimentos.
«El profundo cambio climático en curso y las consecuentes alteraciones en los ecosistemas tendrán un efecto que aún no conocemos en la incidencia de los envenenamientos por mordeduras y picaduras de animales venenosos, un tema esencial para la salud pública global», según el toxinólogo de la UCR José M. Gutiérrez.
La reducción de las emisiones de CO2 y la deforestación será clave para evitar la pérdida de especies, así como disminuir el impacto de las zoonosis e interacciones dañinas de los humanos con las especies venenosas.
El equipo científico propone que para enfrentar estos desafíos será necesaria una mayor interdisciplinaridad entre personas que trabajan en ecología, toxinología y salud pública, con un fuerte componente de participación comunitaria para poder anticiparse a los cambios y tomar medidas preventivas adecuadas.