El país que inventó cómo generar y reciclar el agua

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Andrés Ostropolsky, el cónsul de Israel en Cuyo, admira cómo en este rincón de Medio Oriente el agua pasó de ser un recurso escaso, dependiente de las pocas lluvias, al foco de miles de desarrollos tecnológicos que permiten tratarlas, reutilizarlas para consumo humano y para la agricultura e inclusive tener excedente. En esta nota cuenta sobre algunos de estos grandes avances, los mismos que verá el gobernador, en la visita oficial que culmina este jueves 28 de abril.

La gira oficial del gobernador Sergio Uñac y otros funcionarios argentinos, está dando sus primeros pasos en Israel, un país que con décadas de experiencias y trabajo en innovación, pudo ganarle la batalla a la falta de agua. Porque no hay que olvidarse que este lugar tiene casi tanta superficie como la provincia de Tucumán. En ambos casos poco más de 22.000 kilómetros cuadrados. De norte a sur hay apenas 424 kilómetros y el punto más ancho, de oeste a este, es de 114 km. (aunque hay que decir que hay zonas que se separan por apenas 15 kilómetros). Y aunque pareciera estar rodeado de agua (limita con el mar Mediterráneo (al oeste), el mar Rojo (al sur), al este recibe las aguas del río Jordán y del mar Muerto y al norte, se baña con el Lago de Tiberíades, también llamado Mar de Galilea o Kineret), poco podía aprovecharse para regar la tierra -que es desierto en un 50% de su territorio, tanto al sur como al oeste- o el consumo humano. Esto fue hasta que tomaron la decisión de trabajar para generar y reutilizar el agua. Realmente lo lograron a tal punto que, con sus desarrollos, se han convertido en un líder mundial en el manejo del agua.

De eso sabe y mucho Andrés Ostropolsky, un mendocino que es cónsul honorario de Israel para Cuyo, quién en esta nota comparte información de cómo hizo este país, tan pequeño y rodeado de tantas adversidades para poder cultivar en las arenas del desierto, poder desarrollar fuentes de agua limpias a partir del reciclaje e inclusive contar no solo con el líquido que necesita su población y el abastecimiento general, sino tener la suficiente como para exportar a los países vecinos.

Vale consignar que Ostropolsky no solo conoce del tema por el cargo honorífico que ocupa desde el 2018 y que le permite tener contacto directo con la sociedad, la cultura y la política israelí, sino porque es economista, tiene un Máster en Dirección de Empresas del IAE y como tal está al frente de una consultora que se dedica a la gestión de proyectos de inversión agrícola (fundamentalmente en viñedos y nogales) e inmobiliarios.

¿Cuando empezó a trabajar Israel por su situación de desventaja con el agua por estar enclavado en un desierto? ¿Y en qué situación estaba la población en ese momento?

Israel empezó a trabajar con el tema del agua mucho antes del establecimiento como Estado, allá por 1920 cuando los primeros israelíes o mejor dicho judíos que vivían ahí y se organizaban por comunidades tuvieron la visión de que el recurso hídrico era un recurso de importancia estratégica y entonces se encararon un plan maestro de largo plazo de desarrollo hídrico. Se lo encargaron a un ingeniero polaco, inmigrante, muy reconocido, Simja Blass (NdR: quien también años más tarde inventó el riego por goteo y fue uno de los socios fundadores de la firma Netafim).

El plan tuvo tres ejes: hacer pozos de baja profundidad sobre todo en el norte en Israel que es más fértil para generar colonias que produjeran agricultura, segundo sacar agua o hacer el trasvase del río Jordán para poder hacer llegar agua hacia el centro y alguna parte del Sur del país y como gran proyecto, que inclusive catalogaban de proyecto fantasioso, era hacer un gran acueducto nacional que vaya de norte a sur y que colecte el agua de todas las fuentes que se estuvieran generando para poder llegar al desierto del Neguev (en el sur). Este gran acueducto debía estar muy bien construido ya que era subterráneo y además a prueba de ataques terroristas. Se hicieron los tres ejes e Israel, según los analistas británicos que en ese momento -antes del “48 cuando se creó el Estado- tenían control y administración sobre la zona decían que no iba a poder abastecer a más de 2 millones de personas. Ahora viven en toda la área casi 10 millones. En esa primera etapa a través de las colonias agrícolas irrigadas por las obras primero más básicas y después más complejas, fueron ampliando las fronteras productivas de Israel y generando ingresos y recursos para una población de campesinos pobres, inmigrantes, que no hablaban el idioma y además no tenían agua. Hay que pensar que más de la mitad del territorio es desierto. Esto hace que el recurso hídrico sea super estratégico.

¿Israel comparte la información con otros países?

A Israel le interesa difundirlos, sobre todo en los países menos desarrollados, a los que no sólo les llega la información sino que el país les hace llegar su buen arte y saber a sitios que lo necesitan. De hecho, Israel ha sido muy eficiente en el tratamiento del reuso de aguas servidas. Se potabilizan, depuran y se vuelven a inyectar en las cañerías maestra para distribución y riego. Estos sistemas se han trasladado ya a varios países como México, África, Estados Unidos, inclusive en Argentina. Otro ejemplo de desarrollo puede ser la máquina que convierte el aire en agua, entendiéndolo como una solución inteligente, que está en crecimiento y qué es sorprendente ya están en muchas partes del mundo. Sin lugar a dudas, compartir sus avances es parte de la filosofía israelí.

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