Estudiantes de Santa Fe lanzarán un satélite fabricado por ellos

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Alumnos de la Escuela de Educación Técnico Profesional Nº 643 “Granaderos de San Lorenzo” de la localidad de Roldán en Santa Fe fueron uno de los cinco equipos ganadores de la segunda edición de Cansat Argentina. Ahora lanzarán un satélite que crearon para medir microplásticos en el aire.

Los alumnos (de 14 a 17 años) que integran el equipo son Camilo Bondi Ferrigno (2º año), Ignacio Bianchimano (3º año), Santiago Giacolla (4º año) y Luka García (5º año). Y los docentes que asesoraron y supervisaron son Marcelo Aimetta, a cargo del taller de electricidad y soldadura y la materia de formación ética profesional; y Celina Cudiciotti, profesora de matemática y física.

“Fue una gran sorpresa. En la presentación final, los jurados los felicitaron muy enfáticamente. Pero después nos avisaron que tenían que hacer otra reunión para preguntar algunos detalles sobre la misión secundaria del satélite y los chicos estaban se recontra asustaron. Pero al final de esa videollamada les dicen que estaban entre los ganadores. Ahí explotaron de alegría, no lo podían creer”, contó el profesor Marcelo Aimetta al diario El Litoral.

La competencia es organizada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Constó de cuatro etapas y participaron cientos de escuelas de todo el país. Tras varias instancias y revisiones, fueron seleccionados y el próximo mes de septiembre viajarán al Centro Espacial Teófilo Tabanera, en Córdoba, donde lanzarán el satélite.

El origen del satélite

El concurso consistió en diseñar y poner en marcha un satélite del tamaño de una lata de gaseosa, ya que su peso no podía superar los 240 gramos que es lo que puede soportar el cohete que lo lanza. Al ser seleccionados en la primera etapa, recibieron un kit de componentes electrónicos y herramientas para armar su armado. Entre todos se pusieron al hombro la construcción del “Roldán 2”.

“Cada chico se encargó de un área. Camilo se enfocó en la programación; Santiago en la interfaz del satélite para transmitir en tiempo real; Luka se encargó del armado y diseño de la estructura; e Ignacio de que el paracaída funcione correctamente, calculando la velocidad de descenso, el diámetro, el largo de los hilos”, relató Marcelo orgulloso de sus alumnos.

En una segunda instancia de objetivos, el concurso determinaba que el proyecto debía estar referido a colaborar con una problemática ambiental. El Roldán 2 decidió que el satélite que lanzarán midiera la cantidad de microplásticos diseminadas en el aire que respiramos. “Elegimos este tema que es un problema mundial, sobre la que hay muchos estudios sobre los océanos y la tierra, pero no de la cantidad de microplásticos flotando en el aire y que se mueven por todo el planeta a través del viento”.

Para cumplir ambas misiones, el R2 está diseñado para tomar muestras de aire por medio de un motor que va abriéndose de acuerdo a lo que le indica el sensor de altura, que le permite ir llenando tubos de ensayo, que luego se sellan y cuando desciende son recuperados para analizarlas en un laboratorio, separando partículas orgánicas e inorgánicas.

“Fue mucho trabajo, con horas dentro de la escuela y fuera del horario de clases también. Pudimos usar las impresoras 3D que la dirección provincial de Educación Técnica del Ministerio nos dio a raíz de nuestro participación del año pasado, y también le sacamos provechos las computadoras del Conectar Igualdad que ya están medio viejitas, pero que nos ayudaron a poder hacer todo”, agregó el docente.

Aprendizaje integrado

El profesor Marcelo Aimetta valoró que este tipo de experiencias les sirven a los chicos para trabajar de forma integrada conceptos que en clases ven por separado y de forma abstracta. “Les deja un marco de referencia de cómo sería un trabajo real de este tipo, acercándolo mucho más a la realidad y no a la forma compartimentada en cómo se estudia en la escuela, donde está matemática por un lado, historia por otro, física por otro”.

En ese sentido, señaló que realizando este tipo de proyectos los chicos le encuentran más sentido a las disciplinas. “La aplicación práctica les es de gran ayuda y los motiva mucho más. Por ejemplo, para calcular la velocidad de descenso del paracaídas, como no lo podemos tirar de la altura real de donde va a despegar, nos subimos al techo de la escuela que son unos ocho metros para luego hacer la escala para con cálculos trigonométricos estimar la velocidad de descenso. Ahí aplicaron física, matemática, edición de video, y como si fuera poco, se divirtieron. Eso es invaluable”, festejó el docente.

Política de Estado

Como docente de una escuela estatal que tuvo un logro en combinación con la ciencia pública del país, el profesor expresó que vive con “espanto” las propuestas que exhiben algunos candidatos a la presidencia.

“Me parece que se ignora completamente cómo funciona la educación y la ciencia en nuestro país. Si no fuese por iniciativa del Estado, hay un montón de cosas que el mercado no estaría dispuesto a financiar porque no le da rentabilidad”, amplió

En esa línea, puso como ejemplo la misma competencia educativa CANSAT, que propone despertar vocaciones científico-tecnológicas a través de la democratización del acceso a la información satelital. “El mercado no nos hubiera solventado toda esta aventura. Fue el Estado el que primero puso recursos para la investigación de base. Y después, para esta competencia, a las escuelas nos mandaron insumos para trabajar la electrónica, que son herramientas que quedan en las instituciones. Y además hay un montón de dinero y tiempo puesto, en nuestro sueldo docente, en el viaje ahora a Córdoba para estos chicos que es la oportunidad de sus vidas. y puede ser que por esto elijan una carrera referida a la ciencia y a la tecnología, que de otra forma no lo hubiesen visto nunca. Esa es la importancia de que sea una política de Estado, que no sea nada más que un negocio de la educación”, cerró.

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