La devastadora estrategia de los enjambres de langostas

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En la primavera de 2020, un gigantesco enjambre de langostas, el mayor registrado en siete décadas, devastó los cultivos en diez países del África oriental. Este fenómeno provocó pérdidas estimadas en 8.500 millones de dólares, afectando gravemente a una región donde 23 millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria severa.

Las langostas del desierto (Schistocerca gregaria) son insectos voraces, capaces de consumir su propio peso en alimentos diariamente. Durante esta plaga de proporciones bíblicas, llegaron a devorar 160 millones de kilos de comida al día, suficiente para alimentar a 800.000 personas por un año.

Comprender cómo estas langostas forman enjambres es un desafío que los científicos llevan décadas investigando. Ahora, un estudio reciente, publicado en la revista Science, aporta nuevos conocimientos sobre el comportamiento colectivo de estos insectos.

Visión: el factor clave del comportamiento de enjambre

El trabajo dirigido por Iain Couzin, neurobiólogo del Centro de Estudios Avanzados de Comportamiento Colectivo de Constanza, revela que las señales visuales son esenciales para que las langostas desarrollen comportamientos en grupo. Aunque antes se creía que el contacto físico entre individuos desencadenaba los enjambres, los experimentos en campo y realidad virtual demostraron que es la percepción visual lo que activa este comportamiento colectivo.

“Los enjambres no se desencadenan por la densidad, sino por las señales sensoriales que reciben”, explica Couzin. Este hallazgo cambia la manera de entender la dinámica de estos artrópodos y tiene implicaciones en otros grupos animales, e incluso en la robótica.

Procesos cognitivos y decisiones colectivas

Según Jan Ache, neurobiólogo de la Universidad de Wurzburgo, las langostas presentan dos estados de comportamiento distintos: solitario y en enjambre. Este cambio implica un profundo ajuste en su actividad neuronal, donde las mismas neuronas pueden provocar comportamientos opuestos, como el rechazo o la atracción hacia otras langostas.

Los hallazgos también brindan información sobre cómo el cerebro toma decisiones en sistemas neuronales. “Las neuronas compiten entre sí hasta que se toma una decisión sobre el movimiento”, añade Couzin, quien compara esta dinámica con cómo los humanos adoptan opiniones similares a las de su entorno social.

Implicaciones y aplicaciones futuras

Los descubrimientos de este modelo teórico no solo ayudan a entender los enjambres de langostas, sino que podrían aplicarse al estudio de bancos de peces, bandadas de aves y hasta en multitudes humanas. Además, Couzin ya está implementando estas investigaciones en el ámbito de la robótica para diseñar movimientos colectivos en vehículos autónomos.

Si bien aún es pronto para sacar conclusiones definitivas, este avance abre un nuevo camino para predecir y gestionar los enjambres de insectos y podría tener aplicaciones en diversos campos, como la seguridad en grandes reuniones humanas y el control de plagas.

¿Cuánto puede vivir las langostas del desierto?

Las langostas del desierto pueden vivir aproximadamente tres meses. Cuando una generación ha madurado, los adultos ponen huevos que, en las condiciones adecuadas, pueden eclosionar y formar una nueva generación hasta 20 veces más grande que la anterior.

Un enjambre de un km2 puede contener hasta 80 millones de ejemplares adultos, y tiene la capacidad de consumir la misma cantidad de alimentos al día que 35 000 personas.

Foto de portada: Ben Curtis/AP

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