Investigadores de la Universidad Hebrea de JerusalĂ©n y de la Universidad de la Ciudad de Nueva York han arrojado luz sobre el intrigante fenĂłmeno que permite a los pulpos evitar que sus tentáculos se enreden entre sĂ.
Este comportamiento se debe a un compuesto quĂmico que la piel de los cefalĂłpodos emite, el cual inhibe la adhesiĂłn de sus ventosas.
Los pulpos, que poseen ocho extremidades cubiertas por ventosas, utilizan estas partes del cuerpo para cazar y manipular objetos. Sin embargo, resulta sorprendente que estos animales no sean conscientes de la posición exacta de sus tentáculos debido a su compleja estructura nerviosa.
El estudio, publicado en la revista Current Biology, explica detalladamente los diversos aspectos de este mecanismo de “auto-evitación”.
A diferencia de los humanos, cuyo control motor se basa en mapas cerebrales precisos, los pulpos tienen extremidades con un nĂşmero casi infinito de grados de libertad, lo que hace inviable un sistema similar de control. Para investigar cĂłmo los pulpos logran que sus tentáculos no se enreden, los cientĂficos realizaron un experimento con ejemplares vivos y tentáculos amputados.
Los resultados mostraron que los tentáculos cortados son tratados de manera diferente dependiendo de su origen. Mientras que los pulpos suelen agarrar la piel de extremidades amputadas de otros pulpos con un 95% de frecuencia, solo en menos del 40% de las ocasiones sus ventosas se adhieren a sus propios tentáculos amputados.
Esto sugiere que la piel del pulpo produce una sustancia quĂmica que actĂşa como un repelente natural, desactivando las ventosas al contacto con la propia piel del animal.
Guy Levy, autor principal del estudio y cientĂfico del departamento de neurobiologĂa de la Universidad Hebrea de JerusalĂ©n, expresĂł su sorpresa por el hallazgo: “Nos ha extrañado que nadie antes que nosotros se hubiera preguntado por este fenĂłmeno. Nos ha sorprendido mucho la soluciĂłn brillante y simple que tiene el pulpo para este problema que podrĂa ser muy complicado”.
Además, Binyamin Hochner, coautor del estudio, señalĂł que el sistema de control motor humano no serĂa viable para los pulpos debido a la flexibilidad extrema de sus tentáculos. Los tentáculos casi tienen vida propia, pudiendo seguir moviĂ©ndose hasta una hora despuĂ©s de ser amputados y siendo capaces de llevar comida a la boca de su exdueño.
El siguiente paso para los investigadores es identificar especĂficamente el compuesto quĂmico responsable de esta reacciĂłn y comprender cĂłmo los pulpos reconocen su propia carne.
Hochner añadiĂł: “Es difĂcil pensar en un dispositivo similar en los pulpos, ya que sus tentáculos largos y flexibles tienen un nĂşmero infinito de grados de libertad. Por lo tanto, el uso de tales mapas hubiera sido tremendamente difĂcil e incluso imposible para los pulpos”.
El descubrimiento de quĂ© objetos tratados con la secreciĂłn de la piel del pulpo tambiĂ©n resultan resbaladizos para las ventosas podrĂa tener aplicaciones prácticas en el diseño de robots “blandos”. Estos robots serĂan especialmente Ăştiles en entornos complejos y llenos de obstáculos, como el interior del cuerpo humano. La capacidad de cambiar de forma y evitar enredos serĂa una ventaja significativa para estos dispositivos.
La investigaciĂłn sobre los pulpos demuestra una vez más la asombrosa adaptabilidad e inteligencia de estos animales. Los cientĂficos creen que este mecanismo de autoevitaciĂłn no solo es crucial para su supervivencia, sino que tambiĂ©n podrĂa inspirar innovaciones tecnolĂłgicas en robĂłtica y otras áreas.
Este descubrimiento añade una capa más al complejo entendimiento de los pulpos, que ya se sabĂa que podĂan cambiar de color y forma, y manipular objetos con sorprendentes habilidades. La identificaciĂłn de la sustancia exacta que facilita este mecanismo de autoevitaciĂłn es el prĂłximo objetivo para continuar desenmarañando los secretos de estos fascinantes animales.
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