Investigadores del Instituto en Biodiversidad y Medio Ambiente del CONICET y de la Universidad Nacional del Comahue presentaron -junto a la organización Aves Argentinas– la iniciativa “¡Diez días por las aves!”, en la que se podrá notificar, hasta el 12 de abril inclusive, si se presentaron choques de aves contra las ventanas de las viviendas.
El desafío, diseñado por el Grupo de Investigaciones en Biología de la Conservación (GRINBIC, UNCOMA-CONICET) en el marco del proyecto “Colisión de Aves con ventanas en Argentina”, tiene el objetivo de colectar datos a nivel nacional para conocer más sobre una problemática que, en ambientes urbanizados como las ciudades, explica la mayor causa de muerte de estos animales.
“En la última década, los estudios sobre riesgos de la urbanización para las aves comenzaron a incorporar en mayor medida el impacto generado por distintas estructuras hechas por el hombre. Así, se empezó a tomar dimensión de que muchas edificaciones y artefactos aéreos ocasionan un riesgo creciente en las fauna voladora, lo que trae impactos directos, por colisión, e indirectos, por cambios en el uso del hábitat”, contó el doctor Sergio Lambertucci, ecólogo e investigador principal del CONICET, a la Agencia CTyS-UNLaM.
Con el tiempo, los edificios, antenas y torres, turbinas eólicas, líneas de energía eléctrica e, incluso, los drones comenzaron a verse como amenazas para la biodiversidad aviar. “Son especies que se ven muy afectadas por el incremento de estas estructuras, ya que muchos de los procesos vitales, como la migración, la búsqueda de alimento, movimientos diarios y hasta reproducción, las realizan en el espacio aéreo donde las estructuras hechas por el hombre son cada vez más comunes”, amplió la becaria postdoctoral del CONICET doctora Natalia Rebolo, integrante también del GRINBIC.
Lambertucci señaló que, hasta el momento, no hay mucha información sobre cómo cambian los comportamientos en función de la presencia de ventanas. “No obstante, sabemos que la presencia de viviendas y construcciones impacta sobre miles de individuos y cambia la abundancia y distribución espacial de los mismos, dejando un saldo de millones de aves muertas al año en el mundo”, argumentó, y agregó que el fenómeno también afecta a otras especies, como insectos o murciélagos.
La colecta de datos –que se podrán seguir enviando pasada la cuarentena- permitirá estimar más fehacientemente cuántos eventos suceden en distintos puntos del país, información con la que los investigadores podrán modelar la mortalidad a distintas escalas. En la próxima etapa del proyecto, el equipo evaluará la efectividad de algunas medidas de mitigación de los choques para los sitios en los que se ocasionan más eventos.
Una de las principales estrategias para reducir la ocurrencia de este fenómeno es la disminución del reflejo en las ventanas. “La colocación de cintas o calcos, dispuestas cada aproximadamente 10 cm en forma de enrejado sobre las ventanas, es una forma eficiente de mitigar el daño”, ejemplificó Rebolo, y añadió que la colocación de pequeñas sogaspor fuera de la ventana, dispuestas cada 10 cm, también resulta útil para evitar las colisiones.
Por otra parte, aclaró que “actualmente, se está probando el uso de vidrios con coloración ultravioleta o se está diseñando fibrones que dejarían marcas en esa frecuencia, ya que las aves pueden verla, y así detectar el vidrio”.
De cara al futuro, con el previsto crecimiento de ambientes urbanizados y la realización edificaciones cada vez más prominente, los investigadores destacaron que para mitigar los impactos se tornará imprescindible prever el uso de materiales que disminuyan el reflejo de la vegetaciónen los vidrios, lo cual incrementa el riesgo de colisión, o implementar el uso de vidrios que puedan ser vistos por las aves, así como el desarrollo de diseños que sean amigables con el entorno.
Entre la información a registrar por parte de los ciudadanos que decidan aportar datos para este estudio, se pide: a) fecha y hora de la colisión (u a qué hora se encontró el ave); b) nombre de la especie (si se la reconoce); c) cantidad de ventanas de la vivienda; d) describir qué le sucedió al ave luego de la colisión y; e) provincia, localidad y barrio en el que se encuentra la vivienda. Además, también se puede enviar foto de la especie en cuestión. No solo pueden participar aquellos que hayan registrado colisiones. Los que no, pueden enviar la información restante luego de que finalice el periodo de muestreo.