Para medir la biodiversidad, los investigadores han utilizado distintos métodos de teledetección durante los últimos 30 años, además de los estudios de campo tradicionales.
Un equipo internacional de investigadores presenta las oportunidades, desarrollos y perspectivas actuales que ofrece la teledetección en un artículo reciente en el que se destaca su enorme potencial a la hora de facilitar la investigación futura sobre la biodiversidad.
Según el artículo Remote sensing is becoming increasingly important in biodiversity research (La teledetección es cada vez más importante en la investigación sobre biodiversidad), las consecuencias del cambio climático se evidencian, entre otras cosas, por los cambios en la biodiversidad.
Una de las tareas clave de la investigación sobre la diversidad biológica es registrar la situación actual, estudiar los procesos que se producen dentro de los ecosistemas e identificar posibles cambios y alteraciones. ‘Para ello, se necesitan datos fiables sobre grandes áreas y periodos de tiempo cercanos’, afirmó la doctora Angela Lausch, ecologista del Paisaje de UFZ y autora principal de esta investigación, quien aseguró que ‘varios métodos de teledetección ya cumplen estos requisitos de una manera notable’.
Mediante el uso de imágenes satelitales, la distribución de una especie vegetal susceptible de ser estudiada puede determinarse, por ejemplo, en función de su hábito de crecimiento, la forma de su hoja, su geometría foliar, su fenología o el color de la flor.
Además, los satélites están equipados con sensores espectrales que ayudan a distinguir y registrar las especies vegetales o las comunidades vegetales en función de sus propiedades bioquímicas específicas (clorofila, celulosa, contenido de agua de las hojas o contenido de proteínas, etc.).
Dependiendo de la cuestión que se esté estudiando, la capacidad de los métodos de teledetección para medir la diversidad biológica varían.